jueves, 14 de marzo de 2013

MI NO VIAJE A LA HABANA

Menudo carácter que tengo, como diría mi amigo Tomás. Mi puto pesimismo lo invade todo cuando las cosas no avanzan como deberían avanzar. Lo siento por Marcos que sufre a diario mis cambios de humor… tiendo a ser ciclotímico… y dejo que la negatividad lo inunde todo… Ayer al mediodía, Tomás, Marcos y yo quedamos a comer en un restaurante de menú. El objetivo de la comida era que Tomás y yo organizáramos un fin de semana en La Habana, pensábamos marcharnos mañana viernes y volver el lunes… una auténtica locura pero había que aprovechar ya que los vuelos de Iberia con la Habana son cancelados en unos días y debíamos aprovechar. Para quien no lo sepa, Tomás es azafato de Iberia y tengo la suerte de ser su beneficiario por lo que puedo volar por precios más que mínimos allí donde Iberia te lleve. Durante la comida, no estaba muy positivo… acababa de terminar el último capítulo de mi serie y la presión de estos último días… madrugadas escribiendo para poder entregar a tiempo… hacía que mi carácter estuviera ya por los suelos… pero la actitud de Tomás y el amor de Marcos hacía que me animará y me dejará llevar… ya estaba casi todo decidido: nos marchábamos mañana viernes a eso de las 5 de la tarde, a las 9 de la noche (hora cubana) llegábamos a la Habana. Tomás iba a poner los mensajes necesarios para que nos buscaran un hotel… ya habíamos decidido que dormiríamos en el mismo cuartucho para no gastar mucho… dos días para recorrer la Habana Vieja, conocer el Caribe… tomar el sol… ya me ha había advertido Tomás que nada de enseñar la pinga que serán muy comunistas pero allí el nudismo está prohibido… Y el domingo por la noche vuelta para Madrid, ya habíamos mirado los vuelos y las tripulaciones por si Tomás conocía a alguno de sus componentes, teníamos enchufe y podíamos volar aún más cómodos… De repente suena mi teléfono, es una conversación de trabajo… ...y el mundo se me hunde en ese preciso momento. Entro en una espiral de negatividad de la cual no soy capaz de salir… Ambos me lo notaron… yo no sabía definir lo que me ocurría. Mi trabajo me afecta hasta unos límites que no sé controlar. Tomás se disponía a marcharse al Starbucks y nosotros a hacer unos compras. En el Corte Inglés mientras compraba capsulas para la Nespresso, me hundía aún más… Es en esos momentos cuando me paralizo… no soy capaz de seguir hacia delante… no soy capaz de avanzar. Me doy cuenta que no soy capaz de marcharme a Cuba... no voy a ser capaz de relajarme… de aprovechar esos días ni el viaje. ¿Pero cómo se lo digo a Tomás? ¿Cómo le explicó que aunque lo que más me apetece en el mundo es viajar con él, en este momento no voy a poder disfrutarlo? Marcos me nota bloqueado… soporta mi silencio… y es él quien me lleva hasta el Starbucks de la plaza de los Cubos. Me sienta delante de Tomás… y es en ese momento… cuando Tomás se convierte en ese amigo que te conoce, que sabe lo que te ocurre, que entiende tu malestar y te hace reír… Lo que viene ser un amigo… que sabe disculparte y que te busca opciones para que no te hundas aún más. Es Tomás quien toma la decisión de no volar a Cuba, sabe que en ese momento me está pesando más que relajando… Toma las riendas de la situación, como buen azafato de vuelo. Decide esperar a ver lo que pasa con el capítulo… y si el viernes todo esta normal… ya buscaremos un destino, cercano, donde poder pasar un par de días juntos y reír sin parar… porque como él bien sabe… y pone en práctica… Un día no reído… es un día no vivido…

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