sábado, 31 de enero de 2009

TEJIDO DE FELICIDAD

Hace unos diez años, de casi todo hace ya diez años o veinte o treinta, Chucho sacó uno de los discos más positivos y bellos del pop español. Se llamaba “Tejido de Felicidad” en él hacía una radiografía al goce de ser felices ya fuera por lo vivido o por lo imaginado o por lo soñado… Y contenía estrofas tan inspiradoras como éstas en su canción Magic: “… disfrutando del tiempo que me queda por vivir…. Beber la vida intensamente… respiré la vida como nadie más… que lo mejor de nuestra vida aún está por ocurrir…”



Estás ideas son las que nos mantienen vivos: vivir y soñar con vivir aún mejor… Cuando vivimos no somos conscientes de la felicidad… nos dejamos arrastrar por ella… sin apreciarla… sin valorarla… nos dejamos fluir… volamos… disfrutamos… y es sólo, cuando pasa, cuando llega la añoranza… y como estúpidos nos refugiamos en los recuerdos que nos debilitan y no nos dejan avanzar… Y empezamos a equivocarnos, una y otra vez… nos lamentamos… creemos que todo va a ir a peor… lloramos y rezamos… pero es cuestión de esperar… Y no sé como en el flujo de la música de mi ordenador… aparece, de repente, Conchita… y canta con su simpleza “siento que todo va ir bien…” y yo miro la ventana del tren y veo que hace sol… y ella sigue cantando: “ y las cosas se van ordenando, solas, sin querer… un ventanal con vistas al mar…” Y comienzo a pensar… en el pasado y me doy cuenta que cuando tenía diez años era feliz a ratos… y que cuando tenía veinte seguía siendo feliz a ratos pero mejorado… y con treinta seguía siendo feliz a ratos… pero mejorado aún más… y en el septiembre del 2007 era feliz… pero lo era mucho más en el del 2008… pero que hoy, final de enero de 2009, soy algo más feliz que en las pasadas navidades… Es cuestión de esperar… sopesar… no tener prisa… saber que siempre se avanza… pero que hay que querer avanzar... Que sin duda, en nuestro pasado, hay días luminoso que siempre evocaremos, sensaciones únicas que siempre estarán alojadas en nuestros recuerdos… miradas que no tendrán igual, ya que cada persona tiene un lugar en nuestra fluir… y nadie sustituye… pero si mejora… ya que como decía Ana Belén y los suyos, hace ya más de 20 años: “Todo tiempo pasado fue peor”. Ya que ese pasado… esas sensaciones son asignaturas que aprobamos y que nos hacen pasar a un nuevo curso o a nuevo mundo… lleno de nuevas sensaciones… diferentes y más modernas… que nos hacen más interesantes… y tal vez, incluso, nos hagan pensar en el pasado y en las personas que nos acompañaron, en ese pasado, como “Caprichosa, patética, niña pija frenética, no entendiste mi estética… pero me ayudaste a vivir…” Como diría mi abuela: “No hay mal que por bien no venga”… Y sólo estoy esperando que ese bien venga… ya que sé que sólo quedan 49 días de invierno… que el sol de hoy es más fuerte y mejor que el de ayer… y que preconiza cambios… Que el verano del amor ya es un hit del pasado... y que estoy en busca y captura de nuevos singles y de nuevos veranos y de nuevas revoluciones sexuales… porque mi vida sí vale… y el futuro no es nada catastrófico…y ya he tenido analgésicos… voces amigas que han cantado para hacerme menos duro el invierno… y buscó una razón pero sé que están dentro de mí… que no necesito más “porque me da igual… tengo todo lo que siempre quise en mi jardín… tengo luz… tengo paz… soy feliz…” Y lo único que tengo que hacer es lo que me dicte el corazón y un poquito la razón, para no perder mi ordenado desorden vital… y de esa forma alcanzaré mi tejido de felicidad… como Chucho imaginó…

viernes, 16 de enero de 2009

DIARIO DE UN OLVIDO 2

Tratamiento de choque:
Visito a mi médico de cabecera.
Le cuento mi vida.
Lloro.
Me manda Orfidales.
Tiro las orfidales.
Me he metido demasiada química.
Busco una psicólogo en condiciones.
Acudo a todos mis colegas que visitan a un psicólogo.
Me decido por una.
Me apunto al gimnasio.
Me reviento en el gimnasio.
Intento escribir.
En la casa no puedo me distraigo con Internet.
Escribo en los starbucks.
Necesito un orden.
Disciplina.
Fin de semana.
Viernes: cena con los amigos, una copa y casa.
Sábado: escribo en el starbucks, como con los amigos, masaje terapéutico, lloro con el masajista, me abraza, sigo llorando, cena con los amigos, cama.
Domingo: Escribo en el starbucks, me afeito, cañas en la latina, me compro Vía revolucionaria, quedo con un chico que me quiere conocer… no me quiere conocer, sólo quiere que me lo folle, me voy a casa, empiezo a leer vía revolucionaria.
Lunes: psicóloga. Me impone un orden en mi vida.
De 8.30 a 14:00 escribo en la biblioteca.
14:00 a 16:00 gimnasio.
16:00 a 17:00 me ducho y como.
17:00 a 19:00 vuelvo a escribir.
19:00 a 21:30 cine, paseo, frac, amigos…
21:30 a 23:30 ceno.
23:30 a 00:00 rezo a Santo Antonio y leo.
00:00 a 07:30 duermo.
Entrego al tratamiento de la serie.
Un triunfo.
A la productora le gusta.
Otro triunfo.
Empiezo a escribir una obra de teatro.
Otro triunfo, personal.
En mitad de todo este orden, de vez en cuando, aparece y lo hago desaparecer… no puedo hacer otra cosa.
Ahora toca olvidar.

miércoles, 7 de enero de 2009

DIARIO DE UN OLVIDO 1

Hoy he decidido que no se puede camuflar el dolor. Hay que aprender a vivir con él. No se puede frivolizar. No se puede ignorar. Ni imaginar que no está. El dolor existe. Está. Procede de algún lugar, de una herida, de un tumor, de un grano, de una muela picada… No quieres hacerle caso. Tomas medicina… que lo anula por un momentos, por unas horas, por unos días, por dos meses. Pero de repente el forúnculo explota, el tumor se reproduce, la herida se reabre y el empaste de la muela se cae. ¿Qué hacer? Aceptar que la herida existe, que duele, que te hace llorar. Y hablarle. Convivir con ella… desde hoy mi dolor y yo vivimos juntos. Lo he aceptado. Está en mí, es real, no puedo ignorarlo. Mi dolor me hace llorar. Lloro en el bus, en la cola del paro… cuando hablo con la maestra… cuando compro con Cynthia en el mercadona y la cera, el ambientador, un simple gel me recuerda a él. Sé que el mercadona tiene miles de significados… pero ahora me lleva a él… Sé que hoy empieza mi olvido… porque por fin he aceptado que tengo un dolor.