martes, 21 de septiembre de 2010

40 AÑOS

Mi teléfono no deja de sonar desde las 00:00 horas de hoy. Con Rosana y con José estaba conectado vía ichat para hacer el traspaso a la cuarentena desde su mano. A Félix lo tenía a mi lado… y cuando los ceros se juntaron yo cumplí la mítica cifra de los 40. José Molina, que lo tenía frente a mí en la pantalla, también cumplía dos más y por unos segundos todo se lleno de voces, gritos y deseos de felicidad. Desde ese momento mis dos iPhone y mi teléfono fijo no han dejado de sonar, salvo una pequeña tregua de 6 horas entre las dos y las 8. Mi Jesús, su y mí Joaquín, mi hermana Marta y toda su familia vía mensaje, Pablito me hizo sonreír con su imitación de Marilyn, Miguel Aguirre se adelantó felicitándome y yo le conteste igualmente ... Oscar invitándome a cava con sirope de chocolate... María desde Baeza y Mi Mamen desde Barna, Carmen, como siempre pendiente, es un ángel maravilloso que nos cuida a todos... Sentí que la globalidad me abrazaba... Y con tan buenos deseos me fui acunando...

Me levanto a las ocho menos algo, me pongo a escribir esta entrada hasta que mi madre me interrumpe, maravillosa interrupción, para felicitarme. Hace cuarenta años estaba dentro de ella, la verdad es que no imagino lugar mejor… desde ese momento ha sido imposible volver a escribir una palabra más… El Facebook no dejaba de sonar, tengo colgados más de 60 felicitaciones en mi muro… los dos móviles han llegado a sonar al unísono… el fijo también colaboraba con más felicitaciones… ¡Es cierto, cumplo 40 años…! Una edad mítica… ya soy un madurito interesante, soltero, con oficio y algo de beneficio, tremendamente gastoso y con un piso, y dos hipotecas a mi nombre… y con muchas ganas de seguir experimentando cosas nuevas… Hasta ayer le tenía mucho miedo a los 40… me veía como si durante estos últimos 22 años hubiera estado subiendo una montaña… pero hoy me siento sereno y observo todo lo que hay bajo mis pies: cosas que me gustan y otras que aborrezco y que si volviera atrás no haría por nada del mundo… pero como no se puede tirar hacia abajo, las asumo… y las dejo ahí… y sé que de alguna forma me ayudaron a después tirar hacia arriba… Pero quiero quedarme con lo positivo: Mi familia, mis amigos, lo que he disfrutado viendo cine, lo maravilloso de saber apreciar la buena música, algunos libros, mis viajes, ciudades míticas: Sevilla, Lisboa y Madrid… algunos de mis trabajos… mis decisiones… mis años en el CAT… mis obras de teatro… mis compañeros de trabajo… y por supuesto toda esa gente que me quiere y que yo quiero… esos que no me dejan terminar esta entrada, ni concentrarme todo lo que me gustaría… porque me llaman para decirme: ¡Felicidades, ya tienes 40 años! Sin ellos yo no tendría sentido… sin ellos no podría seguir subiendo porque la cima de la montaña está aún más arriba… siempre subiendo… porque no creo que la “volcadilla”, como se dice en mi tierra, venga después de los 40… creo que lo mejor está aún por venir… porque ahora me siento algo más maduro y más dispuesto para lo bueno… para que la vida me siga sorprendiendo y yo la sorprenda también a ella…

Gracias a todos y gracias por compartir mis 40… quiero muchos más… y si alguien le apetece darme un abrazo… un abrazo de verdad, esta noche estaré en mi Sueca, no invito a nada, porque eso lo haré otro día en una gran fiesta, junto con Jesús, Cynthia y Luis, para la que ya os llegará invitación de día, hora y lugar… porque hoy en día casi no tiene merito felicitar, no voy ahora a quitarle importancia a los miles de mensajes de Facebook o del bear, ni a los mensajes o llamadas de móviles… pero a mis 40 años sigo prefiriendo el contacto físico, el intercambio de besos o de fluidos corporales de lo más íntimo. Así que os espero y que sea lo que tenga que ser…

Mi amiga Silvia me descubrió la velvet underground hace 22 años... y su canción "Sunday Morning" pasó a ser una de mis canciones favoritas... hoy ella, hace más de 18 años que no nos vemos, me ha enviado como regalo esta versión y por fin he descubierto lo que dice la letra... ahora lo entiendo todo...

jueves, 9 de septiembre de 2010

LLOYD COLE

La música siempre está presente en mi vida. Todas las mañanas cuando hago despegar mi Mac , abro a la par el Itunes y el Word. Escribo escuchando tranquilas melodías pop. Me ducho y me visto al ritmo de pegadizas canciones que te alegran el alma y te preparan para lo mejor o lo peor. Camino por las calles con vibrantes guitarras rock. Descanso en la Plaza Mayor o en el parque de Berlín con una gran canción seleccionada para la ocasión y acorde con el momento. Me duermo, todas las noches, acunado por una bella nana y enrollado con en el cable de mis cascos verdes.

Por eso ayer, mientras veía como La Roja era goleada por unos imparables argentinos y aburrido de no escuchar la voz sensual de Sara Carbonero, pensé voy a ponerle a este desastre una digna banda sonora. Hacía unos días que venía escuchando el último disco de Lloyd Cole, Broken Record. Un disco lleno de emoción y sensibilidad que me ha hecho llorar mientras recorría calles del viejo Madrid.



La voz tan sensual de Lloyd Cole me hizo viajar al pasado, casi 20 años atrás… y me encontré buscando en Itune “Don´t get weird on me babe”… la amargura de los tres primeros goles dejó paso a borbotones de recuerdos: mi habitación del colegio mayor Alcalá; mi minicadena con doble pletina; los carteles de cine que lo invadían todo; viejas casetes donde en cada cara grababa un disco diferente y distinto; recuerdo que este discazo de Lloyd Cole tenía en la otra cara a Lito Vitale y “Ese amigo del alma” (¿qué habrá sido de ese señor? Seguro que el muy cabrón estará disfrutando de la derrota de la Roja, como buen argentino que es…); amigos desaparecidos por el oleaje de la vida; apuntes por estudiar; yacutín para las primeras y únicas ladillas; conversaciones interminables junto a una tetera con José David, Ángel o ya no recuerdo quien más; pajas a la salud del minero o de Mario (¿Qué habrá sido de ellos?); los aburridos mundiales del 90 en Italia al ritmo de Las Edades de Lulu…

El primer tiempo continuaba y yo me distraía de la derrota navegando por Internet… los perfiles estaban abiertos y me llegaban diferentes y distintas ofertas: “Voy para tu casa!”, “Estoy cansado”, respondía yo. El bombardeo de recuerdos del pasado y de los mensajes era continuo como el ataque Argentino… uno de esos mensajes hizo gol y acepté la propuesta: “¿Te apetece ver el segundo tiempo conmigo?”. Acompañado por Lloyd atravesé durante el descanso la cava baja, pasé por delante del mercado de San Miguel y llegué a un rincón de la Calle Espejo donde hay una preciosa fuente. Me recibió con pantalón corto de deporte, recién duchado como si hubiera vuelto de los vestuarios para jugar el segundo tiempo… Sonó su teléfono… Me dijo: “Es mi novio, no hagas ruido”… Fui obediente aunque me entraron ganas de desobedecer. El arbitro pito el comienzo del segundo tiempo y él colgó el teléfono. El combate fue duro… cuerpo a cuerpo sobre la alfombra, debajo de la tele, sólo subimos la cabeza para disfrutar del gol de España. Luego me senté en el sofá de piel blanca… él metió su cabeza entre mis piernas… y os lo juro, no lo pude evitar… busqué mi iphone y me puse música… la sexualidad de Lloyd unida a la boca del desconocido me llevaron a un orgasmo de “Double Happiness”, como la última canción del disco… el partido acaba de terminar… España perdía y el desconocido se corría de placer sobre mi estómago… Me duché… me vestí… salí de la casa y me senté en la fuente de la puerta… sólo 4 minutos y 6 segundos… los que duran la canción: There for her…