lunes, 22 de septiembre de 2008

CIFRAS

He vivido en 13 casas (contando la de mis abuelos)…
1 año interno en un colegio mayor…
1 año de okupa en casa de Antonio López…
Jugué feliz 1 año en un colegio de monjas…
He aguantado 12 años de falsa educación franciscana…
Estudié 2 años en un instituto publico…
Malgasté 5 años en la facultad…
Pasé los 4 años más maravillosos de mi vida en una escuela de teatro…
He corrido ccon 2 motos: una puch X20 y una vespino…
He tenido 4 equipos de música… 3 ordenadores de sobremesa… 3 portátiles… 9 teléfonos moviles… 3 ipod…
Tengo cerca de 520 dvd… 474 cds… cerca de 634 libros...
43 zapatillas de deporte… 78 camisetas… 14 pantalones… 12 bermudas… 8 cazadoras… 3 trajes…
Tengo este blog con 157 entradas...
Trabajé 1 verano en una autoescuela…
Ayudé a mi padre en la tintorería durante más de 12 años…
Escribí guiones para al salir de clase durante 3 años…
He escrito 11 obras de teatro...
He dirigido 16 obras de teatro...
Autónomo televisivo 4 años…
Director de un teatro 2 años…
Dramaturgo, espero que toda 1 vida…
He vivido 24 años en Martos…
8 años, con intervalos, en Madrid…
1 año en Granada…
5 años en Sevilla…
He visitado 13 países…
He estado en 2 continentes…
Tengo 1 madre única…
El recuerdo, la herencia genética y 2 huevos como los de mi padre…
Tengo 2 hermanas tremendas…
3 sobrinas maravillosas…
1 futuro sobrin@ niet@
2 cuñados que hacen felices a mis dos hermanas…
Tengo 4 primos, 1 tía y 1 tío…
12 amigos de verdad…
6 que hacen oposiciones a serlo…
15 amigos que han recorrido conmigo una temporada vital y luego desaparecieron…
29 amigos de una noche…
Viví 12 años en pareja…
3 meses de pareja abierta…
2 meses equivocado…
Me he enamorado de 1 gran mujer…
Durante 4 años tuve un amante clandestino…
Me gustó jugar con la promiscuidad durante 36 meses…
Llevo 22 días dónde el sexo se ha convertido en amor y viceversa… los mismos que llevo sin comerme las uñas, 22 días…
llevaba comiéndomelas 33 años…
Ayer cumplí 38 años…

lunes, 15 de septiembre de 2008

TURISMO DE INTERIOR

Suena Marine de Vincent Delerm mientras transito por la Mancha en un tren camino de mis vacaciones. Esta vez no voy a viajar… prefiero descansar, sopesar, escribir y amar… No quiero hacer otra cosa… aunque las ganas de viajar y descubrir un nuevo país no cesan… Turquía, Argentina, Israel y Palestina, Chipre… o de nuevo Portugal para seguir buceando en sus costumbres… Sentirme un simple turista paseando por sus calles… como a veces me pasa en Madrid… Ser turista en la ciudad en la que vivo o ser persona con derecho de voto en la ciudad en la que soy un simple turista. Hace unos días estaba sentado en un banco, en la Plaza de la Paja (sin duda mi plaza favorita de Madrid),
esperando a que llegará Verónica, para compartir con ella un desayuno que nos llevo hasta el Vermut… Mientras la esperaba, una chica a mi lado, una turista, de algún país del norte o centro europeo o yanki o canadiense-islandesa…, miraba un plano de Madrid. La turista mochilera observa por primera vez la plaza que para mí está llena de significados, de encuentros, de desayunos, de conversaciones, de confesiones, de mojitos compartidos, de noches, de ocio y de vida. Para la chica es un lugar, seguro que precioso, donde dejar posar su imaginación para construir historias que hayan podido transcurrir allí. Estoy seguro que la energía de algunas de mis vivencias podría caminar por la imaginación de la turista, tal vez neoyorkina… y servirle de simiente para escribir un cuento, un guión o una canción… o tan sólo un bello pensamiento…

En cada ciudad que recorro, ya sea turista o no, hay lugares mágicos, lugares que te atrapan irremediablemente, debido a la cantidad de experiencias vivénciales que en ellos habitan y debido también a los recuerdos que por allí pululan deseando convertirse de nuevo en vida. Es esa energía la que llega hasta los turistas que saben caminar perdidos por una ciudad desconocida y se sientan abatidos a descansar en medio de una plaza y reposan su espalda contra un muro de piedra lleno de historias. Cuando he sido turista he buscado en estos lugares mágicos el consuelo de las historias ajenas… pero otras veces he llenado estos rincones de mi propia vida… Hay una plaza en Lucca que se quedo que se quedó impregnada del dolor y las lagrimas de mi separación; una escalinata en Lisboa que llené de previo amor; una plaza con vistas al río, rodeada de arquitectura moderna, en Hamburgo donde compartí el cáncer de mi padre con un desconocido que había vivido lo mismo, un bar perdido de Munich donde una mujer con miedo me confesó en Español su vida mientras su marido la espiaba en Alemán…

Pero este año… estas vacaciones… buscaré esos lugares dentro de mí… esta vez juego en casa… voy hacer turismo de interior… bucear dentro de mí… para ser capaz de sacar una historia compleja y sorprendente de todo lo viajado y vivido en los últimos años… por eso necesito un poco de orden… ordenador por la mañana para escribir un texto de teatro, playa y libro por las tardes… por la noche alguna película en el ordenador o en el cine… y los fines de semana dedicados de nuevo al amor… días de playa, sal y sexo… volver a cocinar… volver a compartir un sofá… un colchón… un helado… un baile… una cerveza… un mojito… y llenarme de él… y cuando octubre llegue a la ciudad yo estaré preparado para recibir otro nuevo Otoño… pero mientras seguiré habitando en el verano del amor.

jueves, 4 de septiembre de 2008

ME GUSTAN TUS MANOS

- Me gustan tus manos.
- Te las cambio por las tuyas, responde, y de esa forma dejarías de comerte las uñas.

Es domingo 31 de agosto y estamos volviendo de Cádiz, de la costa de Zahara, Barbate, Bolonía, Los Caños y el cabo de Trafalgar… José Antonio es el chico de las manos preciosas y conduce. Me coloca su mano sobre la mía en el cambio de marchas. Él lo controla y guía mi mano cada vez que metemos una nueva.

Dos días antes nos habíamos encontrado en la Estación de Santa Justa. Pero antes hace 20 días, habíamos compartido un amanecer de película en Lisboa a ritmo del My Way de Frank Sinatra. Ese día nos miramos y hubo algo de magia. Luego nos separamos. Él debía volver a Sevilla. Durante tres semanas hablamos y nos mensajeámos. Dudábamos si la magia de ese primer encuentro era consecuencia de la energía de Lisboa, del alcohol, de las drogas y de Frank Sinatra…

Teníamos que despejar la incógnita. Y ambos con miedo decidimos darnos una oportunidad en Cádiz. Tal vez, el rincón de la península donde la luz es más pura y te ayuda a verlo todo mucho mejor.

Y nos encontramos el viernes al mediodía en Santa Justa, nos reconocimos, nos abrazamos tímidamente y nos montamos en su coche dirección los Caños de Meca. Yo había grabado música para el viaje, un regalo… Había confeccionado la banda sonora de esos días: Sinatra, Chet Baker, La costa Brava, Postal Service, Pet Shop Boys, La Casa Azul, Vincent Delerm y muchos más que fueron sonando mientras atravesábamos el bajo Guadalquivir y José Antonio me mostraba los pueblos en lo que había crecido y yo le explicaba porqué “los planetas” hacían poesía de la experiencia en “Un buen día” o le hablaba de la crónica de una separación a través de “la Buena Vida”.

Pero había tensión… teníamos dos días para conocernos… llegamos al Hotel… a la habitación… más tensión… El hotel no está mal, pensamos los dos… Nos echamos en las camas. No sabíamos que hacer. Él mostró su inseguridad… terminé una historia hace menos de dos meses, necesito tiempo… Yo entendí que me decía: no creo que follemos… y pensé… si quiere tiempo… tenemos todo el del mundo… Y mientras la luz se diluía por la ventana, los miedos hicieron lo mismo… José Antonio se quitó la camiseta y yo, tímidamente, le acaricié la espalda… Nos miramos y lentamente… mientras la luz desaparecía nos besamos.

Cuando nos dimos cuenta era cerca de medianoche y no habíamos cenado. Compartimos nuestra primera cena y una botella de vino de la tierra. Descubrí que él come poco y yo que los nervios me hacen comer mucho y muy rápido… y más si el pescado es bueno. Luego sentados en unos escaleras y con el mar de fondo compartimos mojito y coca cola (era él quien conducía).

Dormimos… él busco una manta para el frío… y al despertar nos fundimos en un nuevo abrazo. Buscamos el pasado de estas tierras en Bolonia, nos bañamos en su mar-océano… Mis amigos están cerca pero no nos cruzamos… aunque yo intuyo su presencia que me arropa… Nos untamos de arcilla y nuestra piel se vuelve sube al tacto mutuo… y el sol se esconde en las dunas de Bolonia mientras saboreo un nuevo mojito…

Al volver al hotel le duele la cabeza… yo con mis inseguridades, pienso que algo no va… Intuyo una distancia… pero los abrazos me serenan. Cree que una cena le reconfortará y lo hacemos en el restaurante del hotel. Yo pido un pescado de la zona: Borriquetas y menudo sabor… Él me pide un espidifén para su cabeza… Y me pide que no salgamos… A mí no me importa… volvemos a la habitación y es en ese momento cuando las máscaras caen… desnudos, uno frente al otro, empezamos a disfrutarnos… en medio de la noche, esta vez, yo tengo frío y él me hace entrar en calor.

Nos levantamos a la hora de dejar el hotel y nos vamos para Zahara de los Atunes y su playa de los Alemanes… Un lugar mágico donde la arquitectura de hoy se conjuga con la naturaleza… y empiezan las confesiones… él me dice que se excita si lo toco y me explica sus reticencias a expresar sus sentimientos en público… lo escucho y lo entiendo… Entiendo mi prisa… mi evolución… y me hipnotiza… y comenzamos a jugar con nuestras respectivas excitaciones… comemos Atún de la almadraba y ternera de la mejor... y seguimos confesándonos más trozos de nuestra vida… tengo la sensación de que el finde se escapa y necesito más tiempo… tiempo para más cenas, para más baños, para más arcilla, para abrazarnos en la cama y mirarnos… pero sólo nos queda un viaje en su coche de Zahara a Sevilla… Paramos en su heladería favorita de Barbate… y saboreamos helados de tarta de queso y turrón… y con la banda sonora del viaje iniciamos el regreso…

Observo su mano que la lleva en el cambio de marcha, de vez en cuando me roza mi rodilla… me excito… acaricio su mano con la mía… Él me mira excitado… y coloca su mano sobre la mía… y me invita a manejar las marchas pero dirigidas por él… lo miro y le digo…

- Me gustan tus manos.
- Te las cambio por las tuyas, responde, y de esa forma dejarías de comerte las uñas.