miércoles, 27 de agosto de 2008

CINE PARA LA FELICIDAD

Hubo unos años en que me olvide de vivir. O lo hacía a escondidas, en secreto, casi pidiendo permiso para hacerlo. Convirtiendo una simple cena con amigos en un infidelidad… Durante esos años… vivía gracias al cine… Iba al cine con una asiduidad semanal, llegaba a consumir 4 ó 5 películas a la semana, más todo lo que veía sentado en el sofá de mi casa. El cine me hacía sentir todo aquello que yo mismo me negaba en la vida. Recuerdo el día que coloqué el Canal Satélite Digital en mi flamante casa nueva. Supe en ese momento que esa sería la ventana que me uniría al mundo de lo visceral… Conocía al dedillo cada película que se estrenaba, estaba totalmente atento de la cartelera y no se me pasaba nada. Cuando acudí al cine o veía una película en casa, mi vida dejaba de sentir… yo dejaba de pensar… y soñaba por unos segundos que yo era otro…

Hoy en día… la vida se me ha impuesto… y aunque intento estar al día de todo lo que se estrena y ver cuanto más cine mejor… sé que cuando se encienden las luces de la sala, hay una vida fuera esperándome. Una vida llena de imperfecciones, de subidas y bajadas, de amores frustrados, de amigos maravillosos y otros a los que no comprendo pero quiero, de trabajos que no me gustan, de sueños por realizar, de sueños imposibles, de viajes sin monumentos ni museos, de catedrales llenas de luz, de discotecas ciegas, de noches de excesos y de tardes de cafés, de hombres guapos… y de hombres que me enamoran… de hermanas y madre, de familia de sangre y de familia de afectos…

Pero anoche volví al cine… Mi amiga Vero… me acompañaba… era la que me invitaba a ver la nueva película de Javier Fesser: “Camino”. Ella la había visto hacía unas semanas y me llamó emocionada diciéndome que tenía que verla cuanto antes… sabía que me iba a gustar. Sin duda iba condicionado positivamente. Pero había cosas en su contra, la hora: las diez de la noche y lo cansado que llegaba después de todo el día ensayando.

Pero se apago la luz de sala y comenzó la magia. El inicio te golpea con dureza y te deja atrapado en esa historia llena de dolor… Las primeras imágenes son de lluvia en una capital de provincias… Ves una iglesia… ves lluvia… y tus recuerdos cinematográficos te llevan sin querer a Calle Mayor… pero en unos segundos… estás sumergido en Ordet y tras este preámbulo de dolor… Fesser te hace revivir una época de felicidad que está filmada como el mejor cine de Summer de los 60 ó 70… del rosa al amarillo o adiós cigüeña, adiós… hay algo monjil… algo necesario para contarte en el mundo casto, opusiano en el que viven nuestros protagonistas… pero debajo de esta estética… está lo grande de la película… la construcción de la historia, como Fesser describe sus personajes, como los construye, como los hace humanos… Un guión sólido, lleno de verdad, lleno de humanidad… donde cuando aparece el dolor… te golpea como si fueras uno más… pero el dolor sirve para hablarte de algo más doloroso aún, la deshumanización del fanatismo religioso…

Las anteriores películas de Fesser me había parecido puros entretenimientos, muy bien rodados, pero entretenimientos… algunas veces con guiones que se iban desvaneciendo lentamente… pero ahora Fesser se ha convertido en nuestro Spilberg… sin duda es con el director con el que más códigos comparte… haciendo una película valiente, real, emocionante… los alicientes que deben tener todas las obras maestras… Y con interpretaciones llenas de verdad: Carmen Elías ganará este año todo lo que tenga que ganar por una de las construcciones de personaje más reales que he visto en años… pero a su altura está Mariano Venancio (¿dónde estaba este gran actor?), Nerea Camacho (que buen casting, encontrar una preadolescente con tanta magia), Manuela Vellés (que se merecía tener un personaje tan bien escrito como éste, para demostrar que es capaz de defender todo lo que le pongan, como hizo Caótica Ana)…

Anoche “Camino” y Fesser me hicieron por dos horas y media… salir de mi realidad… de una realidad llena de felicidad, de energía y de positividad… de un verano mágico que no quiero que se acabe… que quiero que cabalgue en el Otoño… un verano plagado de buenas sorpresas… un verano que comparto con Cynthia, con mi maestra, con Rosana, José y su prole… donde Luís me llena de vida… donde José desde Lisboa nos llena de saudade… donde Vero me enamora cada noche madrileña… un verano donde soy feliz… y donde el cine me evade también de esa felicidad… como en su momento lo hizo de la infelicidad…

lunes, 18 de agosto de 2008

SOBREDOSIS DE EMOCIONES

Necesito vomitar todo lo vivido en estos nueve días. Tengo el corazón dividido, la vida dividida… tengo sobredosis de emociones… sentimientos cruzados… ansiedad… desazón… vitalidad… dolor… los ojos llenos de luz, de amaneceres y de atardeceres… He vuelto a viajar a Lisboa… esta vez no iba solo… En un principio me acompañaba Cynthia y Félix… luego llegó la Maestra, la compañía invisible de José y Rosana, al día siguiente aterrizaron en coche la alegría de Luís y la templaza de Tomás… José me acogió en su casa y a parte de esta prole de amigos. Del pasado viajo Salva. José aportó a Luciano y las calles del Barrio Alto aportaron a mucha gente más: Javier e Iván; Javier y Bea; Dani y José Antonio, José y Jorge. La casualidad hizo que nos encontráramos con Carlos que también había venido en busca de tranquilidad a Lisboa. Cada uno se ha mezclado y se ha relacionado como ha querido o ha podido. Algunos se han vuelto a encontrar, otros se han fundido en una bella amistad, otros han compartido noches y mojitos, otros días de playa, otros confidencias y mentiras, otros amaneceres en miradores, otros desayunos, otros noches y drogas, otros mentiras, otros ilusiones, otros oraciones a Santo Antonio, otros habitaciones de hoteles, otros canciones, otros miradas, otros ilusiones, otros promesas, otros amantes, otros la Alfama, otros cenas, otros el barrio de Gracia, otros paseos abrazados, otros taxis, otros cama…

¿Y yo que he compartido? He vuelto a ver a sonreír a Cynthia, cada día está más bella, más grande, más limpia, más sana… Siente que puede volverse a enamorar y lo quiere hacer. Le reza a Santo Antonio y le habla de verdad, le pide por todos… No puede ir a su capilla, ya que es la primera en marcharse a Madrid… y yo camino hasta su Iglesia y traslado en un papel cada uno de sus rezos… La Maestra me acompaña en este peregrinaje y emocionada absorbe la energía que hay allí… y mira a Santo Antonio y le habla del amor… desde una verdad humana y profana…

José me abre su casa y me permite que encuentre por fin un hogar en Lisboa, José me cuenta su vida, yo le cuento la mía… Cynthia le cuenta la suya… y los tres nos fundimos en un conocimiento sin limites.

La noche hace que todo sea más confuso… que los sentimientos se entremezclen en miles de combinaciones… Una de esas noches de mojitos en el Barrio Alto y de bailar sin descanso en el Trumps… me descubro invitando a un chico, de mirada liquida y profunda, a desayunar y a ver amanecer en el Mirador de San Pedro… entre el café y los primeros rayos del sol nos descubrimos nuestras vidas… caminamos por callejuelas y nos sentamos en una escalinata que nos ofrece la ciudad a nuestros pies… una ventana se abre y comienza a sonar My Way de Frank Sinatra. Nos miramos a los ojos, sus ojos líquidos como si fueran láser sanan mis pupilas… y se nos dibuja una sonrisa que no sé muy bien que significa pero que me gusta. Él, una hora después, debe dejar su hotel y se vuelve a España.



Yo al día siguiente vuelvo a Madrid, a Martos y al tercer día ya estoy de nuevo de regreso en Lisboa… Vueling me desea un buen Vueling tanto a la ida como a la vuelta… y continúan los días de playa, los días de descubrirle a La Maestra mi Lisboa… y cruzamos el puente 25 de Abril mientras Javi e Iván nos regala un temazo de la Jurado y la Faraona que se llama: “Dejándonos la piel…” Como si fuera una premonición de lo que me esperaba...



... Al llegar a casa de José en busca de una ducha y unos pantalones limpios y una camisa para enamorar a la noche Lisboeta… alguien me sonríe… con unos tiernos ojos negros… y yo me empapo de ellos… me paralizo… y no sé como acercarme a ellos… lo hago con timidez… poco a poco… y durante una larga noche de excesos descubro que esos ojos negros y yo compartimos día de cumpleaños… que nos cuesta tomar una decisión... pero que cuando la tomamos, la tomamos… y que tenemos gustos similares por los hombres… el alcohol hace que la incipiente amistad crezca… él se fija en otro, un antiguo amante lisboeta mío… ¿casualidad o destino…? Pero esa noche… todo acaba… el chico de ojos negros se queda paralizado por el alcohol y debe marcharse… y al día siguiente reaparece, es mi última noche lisboeta, e intimamos algo más… no quiero invitarle a ver amanecer, ni a desayunar… eso es algo único y es para el chico de los ojos líquidos... sería una infidelidad hacía él … y mi antiguo amante reaparece en esta comedia romántica, robándome por esa noche su mirada oscura y llena de misterio… el chico de los ojos negros y yo nos despedimos con un abrazo y me pide el teléfono, no sé porqué me lo pide… intuyo que no lo volveré a ver más... y siento que Lisboa ha vuelto a jugar conmigo… que ha sacado todas mis emociones de paseo y me ha dejado totalmente desnudo frente a la vida....

Ahora escribo para ordenarme… para saber dónde estoy… para fijar los pies en la realidad… Estoy paralizado no soy capaz de mandarle un mensaje a ninguno, ni de hacerles una perdida, ni de llamar para mantener una conversación… tampoco tengo prisa… ninguna… sólo sé que estoy deseando amar… compartir… convivir… que lo necesito… que mi cuerpo me lo pide… que se lo he pedido por escrito a Santo Antonio de Lisboa… y también sé que Cynthia está conmigo, que la Maestra me da luz… que José me acoge en su ciudad, que Luís me acompaña en noches increíbles, que he vuelto a reencontrarme con Salva, que Félix vuelve a sonreír, que José y Rosana siguen siendo felices, que Verónica me espera en Madrid para compartir cenas únicas… y que todo ha sido gracias a Lisboa… esa ciudad que me saca para fuera y me mete hacia dentro… donde soy un poco más yo. Lisboa ha vuelto a ser el corazón de mi Verano.