jueves, 26 de junio de 2008

LOS FUTBOLISTAS Y YO



Sí, voy a hablar de fútbol. Más bien de futbolistas. Sé que están de moda pero esa no es razón para no hablar de lo mucho que me gusta un futbolista. Creo que en el físico de un futbolista se resume de forma compacta y contundente todo lo que me gusta de un hombre. Hay masculinidad, por tanto hay músculo; hay fortaleza, por tanto fuerza; virilidad, seguridad, chulería, pose, carisma… piernas bien desarrolladas, autenticas columnas dóricas, jónicas, corintias… Pero no los definiría como héroes griegos, más bien como legionarios romanos. No son cultos, ni filosóficos (salvo excepciones), pero sí disciplinados, con muchas ganas de aprender. Tremendamente humanos, pretenciosos, ambiciosos y exhibicionistas… Sus cuerpos despiden testosterona, su sudor provoca vicio y su esfuerzo morbo.

Pero no es todo esto lo único que me atrae de ellos… me tacharíais de frívolo y superficial. Hay algo más, algo que los hace irremediablemente irresistibles: su capacidad para transmitir y expresar con libertad absoluta todo tipo de sentimientos.

Son capaces de contagiarnos su miedo, la incertidumbre, la impotencia, el agotamiento, el deseo, la pasión, la ambición, la alegría, la felicidad sin límites, el dolor, la tristeza, la derrota, el triunfo… y no lo hacen de una forma somera, lo hacen sin miedo… se abrazan, se besan, se insultan, gritan, lloran, golpean con rabia el césped, se desnudan sudados, corren sin parar… y es toda ésta sobreactuación de sentimientos lo que los hace humanos. Y sabemos que no son actores, que lo que sienten es real ya que nosotros estamos experimentando esos mismos sentimientos en parecida escala.

Saben hacernos cómplices del dolor de una derrota, de su impotencia, de su desaliento… Tengo grabadas en la memoria imágenes de futbolistas que definen la palabra dolor: Luís Enrique ensangrentado, con la nariz rota y abrazado tiernamente por una abatido Guardiola… esa imagen es la Piedad más bella desde la de Miguel Ángel. Joaquín, tras perder en Korea, sólo en una ventana, mirando al infinito, perdido… sin entender el porque de una injusta derrota… tal y como estábamos todos.

Pero también nos hace cómplices de la felicidad plena… del orgasmo máximo con sus míticas celebraciones de cada gol, de cada victoria.
Los brazos en tensión, llenos de tatuajes, la mirada brillante, la sonrisa llena de vida, de Cannavaro levantando la copa del mundo… Se puede decir más en tampoco… La estupidez hermética de Raúl solo cobra vida cuando mete un gol o gana una liga…

Sin duda en mi vida… he soñado, he fantaseado, una y mil veces, que tenía tórridas y salvajes aventuras con hombres tan rudos, como frágiles … Imaginar que conocía alguno de estos futbolistas y vivía con ellos algo que, con tan sólo pensarlo, me hace subir la temperatura corporal y vital… Imaginar que un día camino por una playa de Santander y me cruzo con Pedro Munitis, me quedo mirándolo y él me sonríe y me somete salvajemente en una cala del cantábrico… o soñar que voy caminando por la Alfama, en Lisboa y le pregunto a un tipo por una calle, y resulta ser Luís Figo y me invita, tras almorzar juntos un bacalao, a pasar un fin de semana inolvidable al Algarve donde me penetra sin cesar… y yo a su mujer… o un día que decido hacer auto-stop y me para un BMW descapotable y lo conduce Sergi Barjuan y termino haciéndole una felatio y él a mi en una cala de la Costa Brava, por supuesto dentro del descapotable y mirando hacia el Mediterráneo… O una noche salvaje de marcha en Madrid y cuando todo pelotazo vuelvo a casa, me cruzo con Cannavaro que está igual de pelotazo que yo, acompañado por su amigo Gattuso y terminas en un chalet de la Moraleja… más pelotazo aún… rodeado de Chanel, Cocaína , putas, machos y don perignion… y otro día estoy en la Fnac de Barcelona… y un tímido Iniesta me confunde con un vendedor y me pregunta por el último libro de David Trueba… y yo le digo que no soy un vendedor, le digo que me llamo Antonio y que el libro de Trueba es una maravilla y hablamos de literatura en una cafetería… y luego un cine… y luego una cena… y luego un polvo tímido y romántico… y con Iniesta vivo una breve historia de amor que se ve rota porque un día voy a recogerlo a un entrenamiento me presenta a su nuevo entrenador… Un tal Pep Guardiola… y es de esa forma como conozco al hombre de mi vida… ese hombre que un día me pide matrimonio, y yo, que en toda mi vida he dicho que no creo en el matrimonio, termino pasando por el juzgado y compartiendo mi vida con él.

jueves, 19 de junio de 2008

PROBLEMAS DE SUEÑO



Fernando Alfaro dice: “Tengo problemas de sueño que sueño contigo, tengo un problema y no duerno y sueño despierto que duermo contigo…”

A un amigo lo deja su pareja… cenamos con él para animarlo en un restaurante de un céntrico hotel de Madrid… un restaurante de diseño… luces de diseño… lubina de diseño. Hablamos de temas insustanciales y vitales... Mi amigo no escucha, está ausente... tiene la mirada perdida... no habla... no bebe... no come... Mi amigo no soporta más su propia presión y sale corriendo… necesita correr… no puede respirar y echa a correr… va vestido con vaqueros… y camisa azul celeste y corre… corre por la plaza Vázquez de Mella donde niños juegan al fútbol a altas horas de la noche…corre por Hortaleza… transexuales que se mezclan con osos gays le cortan el paso… y mi amigo suda su preciosa camisa azul celeste… Desemboca en la Gran Vía… impregnada de un calor fresco…mi amigo piensa… maldito verano… y corre por medio de chinos que venden cervezas y bocadillos hechos en pisos de la periferia… corre entre putas negras perdidas en un país de crisis… donde aún hay dinero para pagar a prostitutos cubanos… mi amigo sigue corriendo entre estrenos de cine… entre macdonalds… entre vips… y siente una fuerte presión… y llora al llegar a la Plaza España… y siente el dolor de la perdida y se asfixia… necesita que su amor vuelva y le haga el boca a boca... tumbados en el césped al lado de Don Quijote y Sancho… pero su vida no le besa… y siente que se le va… y por miedo a que se le vaya … sigue corriendo la cuesta de San Vicente abajo… pasa por debajo del puente… y grita… grita… y golpea sus nudillos contra la pared… las manos se le llenan de sangre… y necesita más dolor… más asfixia… sigue corriendo y arrastra sus manos por la pared del Palacio Real llenándolo de su sangre y la Almudena se empapa de su RH… Todo es rojo y no distingue el rojo del semáforo… los coches lo esquivan… él ni siquiera los ve… corre por el viaducto… presiona su rostro sobre las pantallas de cristal que joden y frenan a los suicidas… sus lagrimas saladas recorren el cristal… golpea su cabeza contra ellas una vez tras otra… no se rompe… le gustaría saltar y caer… caer sin flotar… caer de golpe, un golpe seco, fuerte, duro… que frenará todo… un accidente… una muerte sin sentido… un adiós… pero el cristal es irrompible…y su ansiedad crece… crece y el pecho se llena del amor que ya no le vale a quien le tenía que valer… ¿qué hacer con el amor que nadie quiere?... ¿Qué pollas hago con él?... pregunta a todo Madrid… ¡Vuelve!… Escupe… saliva… amor… deseo… y arranca a correr… Bailen… San Francisco el Grande… la Puerta de Toledo… y baja… baja… hasta llegar al Manzanares… Cruza el puente… y vuelve a cruzarlo… espera encontrar a alguien al otro lado y como no está, lo cruza en sentido contrario esperando que esté allí… pero no hay nadie… y el Manzanares huele a muerto… y a lo lejos divisa un Estadio en rojo, blanco y azul… se siente que debe llegar hasta allí… que es su final… corre de nuevo… corre como si fuera un coche… no quiere la acera.. quiere ir por el asfalto… entre taxis libres… que le pitan y él no escucha… no escucha… sólo quiere llegar hasta el estadio… no sabe por qué pero quiere llegar… y llega… y se pregunta cómo entrar… cómo llegar al centro del césped… y no lo duda… como si fuera Spiderman comienza a escalar por los muros de hormigón… pero no es Tobey Maguire … resbala… cae y vuelve a caer… un guardia de seguridad le grita… él no le hace caso… le vuelve a grita, ya son dos guardas… no escucha nada… ve una puerta de cristal… intenta atravesarla… se golpea con agresividad… el cristal no se rompe… lo vuelve a intentar… y todo se hace añicos… atraviesa… y corre, los guardas corre tras él… se pierde entre pasillos… busca aire… busca entre los pasillos alguno que lo lleve hasta el campo de fútbol… necesita correr en el césped…tirarse en el césped… al final de un pasillo encuentra una salida… ve un portería y corre… corre… escucha a otros suspirar detrás de él… no vuelve la vista… y por fin pisa el césped… y se saca los zapatos… y se queda parado… siente el frescor del césped en sus pies… de repente todos los aspersores de agua, automáticamente, empiezan a funcionar… los focos del estadio se enciende… todo está iluminado… una luz blanca… cortante… insultante lo llena todo… siente que dos sombras se aproximan a su espalda… siente sus alientos en su cogote… siente un primer golpe en la nuca… cae al césped… siente su frescor empapando sus vaqueros y su camisa azul celeste… una patada en el estómago… un grito… una patada en la cara… le aplasta la nariz… sangre… mocos… lágrimas… mas patadas… no se defiende… quiere más dolor… quiere más sangre… un puñetazo… intentan levantarlo… y él se defiende con fuerza… otro puñetazo… mi amigo ofrece su cara… su estómago… su genitales… cae redondo en el centro del campo… sus ojos miran hacia el cielo… mientras siguen pateándolo… mira los focos… tanta luz… y sobre ella la oscuridad de la noche… el dolor… la noche… todo se vuelve negro… quiere dormir… quiere soñar… está cansado de correr y duerme pero el dolor le despierta… y descubre… “Tengo problemas de sueño que sueño contigo, tengo un problema y no duerno y sueño despierto que duermo contigo…”


viernes, 13 de junio de 2008

Santo Antonio


En Madrid los santos no existen... sólo en los pueblos... tal vez por eso mi amigo Jesús lo ve algo pueblerino... aunque sé que va a tardar poco en felicitarme... pues siempre lo hace... como yo lo hago para el suyo... que es la octava después del corpus.. mi amiga Rosana me envía una bellísima felicitación via email... por la noche... a las doce, empiezo a recibir llamadas: Mi madre, Ely... Mensajes: Aurora, María, Mi hermana Marta, mi cuñado Dani y mi sobrina Daniela, Mi Rocío Salas... en todos ellos sólo hay un deseo, joder un deseo muy grande... felicidad... te queremos... Es cierto que soy tremendamente ateo... anticlerical... y laico... pero hay algo en esta tradición santera que me conecta con lo más íntimo de mi mismo... con mis antepasados... con mi abuela Mª Luisa, que siempre le gustó celebrar su santo y no su cumpleaños...

No estoy, hoy, muy prolífico en palabras... me cuesta expresarme... estoy pesado... algo indeciso... y la cabeza la tengo llena de dudas... eso me hace estar confuso y no ordeno bien mis pensamientos... pero sé que me gusta celebrar mi Santo... me gusta reunir a mis amigos, a mi familia entorno a una copa o un pedazo de tarta... recibiendo regalos... recibiendo mensajes... es como si un día normal, de repente, se volviera festivo... alegre... distinto... y me gusta celebrar mi santo ese día... no entiendo cuando retrasamos celebraciones a fines de semana... lo mágico de un santo o de un cumpleaños... es que ese día, es tu día de fiesta... te das un respiro y te regalas un día para no hacer nada y recibir... e invitar... un lunes se transforma en sábado... un día gris, en un día lleno de sol... Y encima me cae bien mi santo... porque tiene el don de la ubicuidad y sobre todo porque es portugués... lisboeta... y ya sabéis mi fascinación por nuestros vecinos... Rosana me lo explicaba, ayer, muy bien en su felicitación...

" -mamá, vengo de una excursión por Portugal y ¿sabes qué?, he descubierto que San antonio no era de Padua, si no de Lisboa…

Mi madre me contó que efectivamente había nacido allí –desde entonces me lo imagino mas bien como los amantes lisboetas que mi Antoniocentollo (Hdez) se echa cada vez que vuelve a esa ciudad tan suya…lo imagino bajito, fuerte, con buen culo, brazos potentes y morenazo…la verdad es que visto así San Antonio me pone-, pero había acabado martirizado en Padua. Que su “quijá” estaba allí –qué mal gusto- a modo de reliquia en una urna… y es que por lo visto, dicen las lenguas (notese el sarcasmo) que el individuo era mu buen orador y por eso se la cortaron….la lengua..."

De esta forma define, mi Roxy, a este santo tan mío... gracias a él llevo un nombre... que me identifica... que me hace un poco más yo... no me imagino teniendo otro nombre... sin duda, un nombre te define... te da una identidad... te limita... incluso te puede otorgar unas cualidades... Por ejemplo... en mi caso... como Antonios había muchos... y para mi, en mi infancia, era un nombre algo vulgar, yo intentaba destacar... ser diferente... ser mejor... ser popular... llamar la atención... y eso me hizo ser lo que soy hoy en día... luego me empecé a identificar con él... y cuando en mi primer viaja e Lisboa... descubrí su casa... pequeña... su capilla, más pequeña aún... junto a la Se... subiendo a la Alfama... y en una pequeña taberna con azulejos, al lado de su casa... probé un frango (pollo) en una salsa idéntica en sabor a como lo hacía mi abuela María... descubrí que los santos tienen sentido... que seguro que si busco en mis genes... alguno procede de esa bella ciudad que vio nacer a Santo Antonio... y que ha ido cabalgando en el tiempo hasta llegar a la casa de mi abuela y de ahí a mí... por eso me llamo Antonio... por eso me gusta Lisboa... por eso sé que mi abuela y yo tenemos un extraño pasado portugués... ¡felicidades a todos los Antonios, los portugueses y lo que no lo son!

lunes, 2 de junio de 2008

¿POR QUÉ NO?

¿POR QUÉ NO?

¿Dónde nace la necesidad de ser padres? ¿Es algo aprendido o algo que llevamos inscrito dentro de nosotros mismo? O tal vez sea una mezcla de ambas cosas. Hay veces que la decisión de ser padres viene impuesta por las circunstancias… y se apechuga con la decisión sin pensar nada más… otra veces se decide ser padre por la simple inercia social: nacer, crecer, conocer a alguien, comprar un piso e hipotecarme y tener un hijo… es una cosa más en la lista de las obligaciones vitales… sin tampoco plantearse nada más. Pasados los meses descubres todas las obligaciones, sacrificios y gastos que suponen un hijo pero ya no hay marcha atrás y como esa necesidad no había surgido en ti, te conviertes en el peor padre del mundo y los psicólogos terminan forrándose solucionando traumas sin solución… intentando arreglar relaciones de padres que jamás quisieron ser padres e hijos que no pidieron nacer.

Pero qué pasa cuando un día, una amiga, volviendo de Cádiz, te hace una pregunta ¿Tú no quieres ser padre? Y por un momento, en lugar de responder como siempre has respondido, rápidamente y sin quiera darte la oportunidad de pensar. Te paras un segundo y por un segundo te imaginas que tuvieras un hijo… que compartieras tu vida con él… que le hicieras participe de cada cosa que haces y él o ella te hiciera participe de su crecimiento vital… y sonríes… y algo comienza a crecer dentro de ti. Y le dices a tu amiga… pero me gustaría que fuera solo mío… Sí, no tenerlo que compartir con nadie… ser yo su padre (y hagamos esta palabra todo lo amplia posible)… que viva y crezca conmigo… que conozca mi inestabilidades y mis fallos y mis neurosis… que comprenda que nunca voy a tener una pareja fija… que tendrá que acostumbrarse a los cambios frecuentes de domicilio… a las visitas de amigos a cualquier hora del día… a las visitas de amantes… a escuchar música a todo volumen… a tener la casa llena de libros, CDS, DVDS… Esa es la vida que yo podría darle a un hijo… esa vida y todo el amor que tengo… sé que eso supondría noches sin salir… días de enfermedad… deberes por corregir… mañanas de levantarse a toda velocidad para llegar al colegio… y tardes que me tendrá que esperar en la puerta del colegio (como pasa en las películas norteamericanas) ya que me retrasaré más tiempo del acordado… dejar de gastar en cosas que ahora gasto: menos cenas, menos copas, menos drogas y menos sesiones de buen pop… y empezar a ahorrar (¡qué es eso de ahorrar?) para su futuro… pero sin duda la aventura compensa. Desde ese día… no dejo de ver señales… se me cae la baba en las puertas de los colegios (muchas veces porque hay padres que están para ayudarlos a cuidar a sus hijos)… te quedas tonto mirando a los niños en los restaurantes… o te gustaría pasar mucho más tiempo con tus sobrinas: una adolescente a la que intentas comprender para de esa forma sentirte también algo más joven… la otra preadolescente a la que me gusta enfadar y ella termina ganado siempre la batalla… y la peque… a la que me gustaría secuestrar… (no os preocupéis, Marta y Dani, que es una metáfora)… Si hubiera tenido pareja estable y heterosexual… un trabajo más o menos seguro… no lo hubiéramos dudado (si ella también hubiera sentido la llamada de la selva) y no habríamos puesto a practicar el sexo sin control a cualquier hora y en todas las habitaciones de la casa, el coche e incluso en plena calle… pero como no es mi caso… pues todo se quedó en un aborto de mi deseo de ser padre.

Me diréis: hay otras opciones. Pero con este expediente que acabo de exponer… y uniendo alguna que otra circunstancia más… veo difícil una adopción… Siempre me queda llegar a un acuerdo con alguna amiga (que deseé ser madre) y proponerle que sea la madre de mi hijo y yo el padre de su hijo… pero eso supone compartir la paternidad con ella… y formar de alguna forma una familia… tendríamos que vivir juntos… y si un día mi amiga y yo discutimos… ¿qué pasa con el niño? No me parece solución para mí… Sólo me queda una, que en la actualidad no está permitida en nuestro país, un vientre de alquiler. Con que aquí lo dejo escrito… ¡busco vientre de alquiler… necesito ser padre! ¿Por qué no? Voy a ser mamá...