sábado, 16 de octubre de 2010

PERDER LA VIRGINIDAD

Perder la virginidad

El otoño se ha impuesto con calidez. Lisboa se despierta llena de luz. Paseo en manga corta. Pienso. Repaso. Me paro a tomarme una segunda bica en una terraza de Principe Real. Hace unos días compré mi cama. Por fin todo está preparado para que me instalé en mi nueva casa. Ayer el constructor me confirmó que por su parte, ¡¡¡ ya era hora !!!, está todo terminado... El de las cocinas me la instala el próximo lunes y durante la próxima semana me llevarán la cama... Según me dijeron en el corte ingles, ha hecho usted, todos me hablan ya de usted, la mejor de las compras, ya verá lo bien que duerme... Y desde que la vendedora me explicó la financiación a 12 meses sin interés y que se me hacía además un 30% de descuento porque era la semana del confort... Sentí que la dicha divina había caído sobre mí... Y no ha dejado de darme vueltas una cosa en la cabeza: ¿quién desvirgará esa cama, ese piso, mi piso, conmigo? 

Me niego por una vez a dejarlo al azar... Sé que voy a ser consciente, que voy a recordar ese momento y no quiero que nadie ni nada me lo estropeé. Se me ocurren tres opciones posibles, que cuando en un futuro las recuerde me hagan sonreír con felicidad y cierta picardía. 

La primera: conozco una noche a un tochito de un metro 70, musculado pero sin pasarse, con unas zapatillas Adidas,  y con camiseta blanca o polo negro, con pelo corto y un cogote que te apetece acariciar, buenos brazos y una sonrisa canalla... Lo invito a casa, lo empotro, me empotra, sabe besar y no se cansa de hacerlo... Pasamos toda la madrugada follando y nos quedamos dormidos cuando el reloj del seminario entona las 8 y a las 12, por culpa de las campanas, nos volvemos a despertar, volvemos a empontrarnos, le preparo el desayuno. Nos despedimos. No nos intercambiamos los móviles y no  nos volvemos a ver.

Como os podéis imaginar la opción dos consiste en la opción uno con variación final. Nos damos los móviles y empezamos a mensajearnos... Volvemos a quedar, volvemos a empotrarnos y volvemos a desayunar e incluso desvirgamos el nuevo sofá y compartimos un capítulo de Rubicón... E incluso si todo avanza bien, compartamos la primera temporada completa... No sigo avanzando porque no sé si la serie renovara una segunda temporada...

Y la tercera opción es montar una buena fiesta en casa, invitar a unos cuantos amantes, conocidos y desconocidos, a través de la red... Alcohol, drogas: coca, ghb, viagras para quien las necesite, se espera una noche larga, buena música, creo que le pediré una sesión a Juan Ignacio, lubricantes, poppers, champagne, muchos condones... Y empezaremos a hacer todo tipo de combinaciones... A dejar que el morbo invada los 30 metros cuadrados... 

¡Coño, estoy superempalmado en mitad de Lisboa...! ¿Y ahora qué hago para bajar esto? Son sólo las doce de la mañana... Voy a terminarme esta bica pingada y voy a empezar a hacer mis deseos realidad... Porque por una vez no voy a tener que elegir... Creo que sé de sobra como quiero desvirgar mi nueva cama, mi nuevo piso..