miércoles, 30 de junio de 2010

YO, CRISTIANO RONALDO


Yo, Cristiano Ronaldo, pido perdón por el feo gesto de anoche y mientras digo esto sonrío. El sonido de la derrota es un pitido continuo que llevo instalado en el oído derecho desde la mañana del partido. Me despierto sobresaltado en la habitación del hotel. Creo que salíamos ardiendo. Hugo duerme tranquilo. Con sigilo salto de la cama. Cruzo la habitación y salgo al balcón. Está amaneciendo. El mar me calma. Respiro. Pienso en mi padre. ¿Cuantos amaneceres lo habrían sorprendido borracho por las calles de Funchal? Me entran ganas de tomarme una naranjada bien cargada de vodka pero me calmo haciendo unas flexiones. Hugo se asoma al balcón con el cepillo de dientes en la boca y me dice: ¡Estás loco! Yo lo miro y le sonrío. ¡No te canses, cabrón! Ojalá pudiera. Le vuelvo a sonreír. Hago mas flexiones y no dejo de sonreír. Cuando entro bien sudado en el baño el olor que ha dejado es insoportable como el pitido de mi oído derecho. Dejo que el agua de la ducha corra para que salga bien caliente. Me meto bajo ella. Me quema. Abro la boca y bebo. Es lo más parecido al sabor de la sangre. Me masturbo y grito. Cambio a agua fría. Las manos están llenas de mí. ¿Cuánto pagarían por esto? Por mi sudor, por mis meados, por mi saliva... ¿Cuanto valgo? Mientras lo pienso meo. Me llevo todo a la boca para no desperdiciarme. Me como. Por unos segundos mi propio amargor calma el zumbido del oído. Me seco y con la mejor de mis sonrisas me presento ante el desayuno. Mis compañeros están eufóricos y yo actúo para esconder mi pitido. Nadie se da cuenta de nada. Los odio a todos. Sonrío. Como pan con mantequilla y queso. ¿Por qué no nací 10 años antes, en el lugar de la gorda de mi hermana? Entonces si hubiéramos sido un gran equipo. Yo era el único que faltaba. Pero me han tocado estos. Sonrío. Bebo leche ardiendo. Quieren que veamos una película y que saludemos a un tipo que viene a darme lecciones de triunfo. El ruido vuelve aparecer. Es monótono y no me deja que me concentre en nada. No puedo hacer nada. Saludo al capitán sudafricano de rugby. Me dice que vamos a ganar. Yo le digo que lo sé. ¿Cuántos vas a meter? Cuantos más mejor. Estoy con vosotros. ¿Cuanto le habrá pagado la federación para que me diga esto? Como si a él le importara este fútbol y Portugal algo. Un maldito racista que cambio su forma de ver la vida gracias al deporte. Alguien se cree eso. Vamos te suda la polla Nelson y los negros de aquí. Lo único que querías era levantar la copa. Ese es el único placer que existe. Ese y el olor y el sabor de un gol. Ese placer es más superior que todo lo conocible. El gol me da hambre… hambre de hierba… cuando me abrazan me gustaría que me aplastaran y desaparecer comiendo la hierba del estado. Necesito ese sabor mezclado con el olor de mi propio sudor… El sudor de mi padre… o tal vez el de mi madre cuando lo arrastraba, borracho, meado, sudado, cagado y tal vez corrido, todas las mañanas por el pasillo hasta la cama. Mis hermanas lloraban y yo me quedaba parado sin poder decir nada. Él pasa por mi lado, mi madre lo arrastra y lo insulta. Aspiro su olor. Me mira. Sonríe. Yo imito su estúpida sonrisa delante del espejo en el estadio. Me lleno la mano de gomina. En lugar de ponerla en el pelo me introduzco los dedos peguntosos en el oído, quiero que desaparezca ese chirrido absurdo. Me golpeo con la palma de la mano el oído. No se calla. Me tumbo en el suelo. Disimulo y comienzo a hacer flexiones. Me miran pero nadie dice nada. Van saliendo. Me quedo solo haciendo flexiones. Me miro en el espejo. Me levanto la camiseta. Golpeo mi vientre con fuerza. Me viene el sabor de la sangre y sonrío como mi padre. Eduardo entra y me grita. Salgo corriendo y le sonrío. Me prometo no sonreír más en toda la noche. Soy un puto ganador. Me repito. No necesito esa mueca. Voy a ganar. Mi zumbido no me dejan escuchar la música del himno que todos cantan emocionados. Saludo con fuerza, con mentira. Dudo entre pelota o campo. Por fin empieza el juego. Es mi momento. El placer del dolor. Las patadas de los defensas. Los tacos contra mi piel. La hierba mojada en mi boca. Cuanto más dolor más placer… y por último el sonido del crujido de algún hueso cuando todos se abalanzan sobre mí para celebrar mi puto triunfo. Y llegará la bocanada con sabor a sangre. He nacido para eso. Sólo para eso. Pero hoy se me niega. El ruido me vuelve loco. El mister nos grita. Yo no lo puedo oír. Durante el descanso más gritos. Yo me sumerjo bajo el agua de la ducha. Me pongo la ropa empapado en agua. Salgo al campo. Voy en busca del crujido. Espero. Corro. Escucho el zumbido. Busco. Grito. No pasa nada. Una patada. Un resbalón. Nada. El zumbido es atronador. No sé donde estoy. Están celebrando un gol y yo sólo escucho el pitido. Veo que lo aprisionan y lo abrazan. Quiero ser yo. Me tiro al suelo. Cierro los ojos. El zumbido me despierta. Pero no estoy en mi habitación del hotel. No está amaneciendo. Esa maldita trompeta rompe el aire del estadio y mi tímpano. Hemos perdido. No hay gol para mí. No hay sabor a hierba. Ni a sudor. Ni a meados. Ni a mierda. Ni a semen. No hay crujido. No hay sangre. Sólo me queda sonreír. Disimular. No quiero. No lo hago. Todos me persiguen. ¿Por qué a mí? Sólo soy un borracho de mierda… un borracho de vino… ni siquiera de Vodka con zumo de naranja. Las cámaras me rodean. ¿Qué quieren de mí? Me quieren a mí. Pues tomad. Escupo. Aquí me tenéis. Yo soy ese. Lo que ha salido por mi boca. Me vomito. Me doy entero que más queréis. ¿Qué os pida perdón? Yo, Cristiano Ronaldo, pido perdón por el feo el gesto de anoche y mientras digo esto sonrío como mi padre al cruzar el pasillo cada amanecer…

5 comentarios:

Unos zarcillos pa mi luna : dijo...

Maravillosa pieza, Anthony, maravillosa...por un momento "saber perder" me ha invadido de nuevo. Por un momento he hecho mío el escupitinajo de la derrota. Por un momento.

TQ. Cuando quieras la montamos, seré tu CR.

JD dijo...

Este Ciudad Real enrabietado me encanta...cualquier día se nos zafa de sus 300 mejores amigos, los que le alimentan el ego y le queman la visa oro, y se nos va cual Ulises a vivir su propia odisea...CR na Itaca das mil fontes.

Anónimo dijo...

Qué bueno, qué hermoso el intento por hacer humano al Dios, al totem... Tan perfecto pero tan débil.
A pesar de que el tío me parece de lo más simple que puede ser un hombre, me lo has humanizado...

Me ha gustado mucho, gran historia, yo compraría el libro si lo hubiera.

Mil besos.

PD: después de meses acabo de escribir una nueva entrada para volver al blog y dar cuatrocientos golpes más contra la pared... a ver qué te parece eso de resumir media vida con música...

lascartasdenadie dijo...

Ay... que buena antonio. Aprovecho ahora q estarás celebrando la nueva victoria para felicitarte... A mi no me gusta el fútbol, pero con tal de que escribas el tema me da igual. Bravo por el momentazo de la ducha

saludos desde aquí

pd. JD amo-te

JD dijo...

Joder, Antonio, tu CR y el CR de esta noticia son peligrosamente cercanos:

http://www.elpais.com/articulo/gente/Cristiano/Ronaldo/padre/sorpresa/elpepugen/20100704elpepuage_1/Tes

¡Se diría que ya lo sabías!¿Es la madre americana Paris Hilton?