viernes, 7 de mayo de 2010

MIS PONYS

Tengo miedo. Evito los enfrentamientos… ya que me bloqueo por respeto al otro y por miedo a que el otro me rechace… Ante una situación en la que debo exponer lo que me pasa, y ante el miedo a que la persona que tengo enfrente se molesté o me rechace, doy vueltas, me trago mis palabras, me niego y tiendo a casi a desaparece, por miedo a la censura del otro, a su posible enfado y a dejar de ser aceptado… Lo he analizado y he llegado a la conclusión de que me cuesta defender en lo que creo por miedo a perder lo que tengo, o por miedo a perder a la otra persona que tengo enfrente… o por miedo de que haya ello algo mal y la otra persona me descubra… y, entonces, prefiero conformarme y no enfrentarme… y por culpa de esos miedos y bloqueos… actúo de formas diferentes: Una, me callo y apechugo con lo que él otro impone y hago como si su opinión fuera la mía… u otra, desaparezco, meto la cabeza bajo tierra como una avestruz… me voy de la vida del otro… dejo de coger llamadas… de mandar mensajes… de estar… A veces como consecuencia de la primera… la de callar y apechugar… exploto de la forma más salvaje… más desmedida… y entonces, mis actos no son entendidos … ya que falta el razonamiento… las explicaciones que debía haber expuesto desde el principio…

Sin duda, a lo largo de mis 39 años he tenido que enfrentarme a situaciones… pero os aseguro que ese miedo… me inmoviliza y por raro que parezca me hace huir … ¿la inmovilidad me hace huir?… bonita reflexión…

Pero todo esto debe cambiar… llevo demasiados años viajando con mi propio Pony (dícese del trauma personal que cada uno arrastra, mirad el corto que he colgado y lo entenderéis) que me acompaña desde mi tierna adolescencia… Mi adolescencia tuvo una etapa más oscura… fui el blanco de continuas burlas a las que no supe hacerle frente… pero ya es hora que deje suelto al Pony… que desaparezca de mi lado y sea capaz de afrontar enfrentamientos… exponer mi posición y defenderla sin miedo y sin pensar en el otro… ¿Cómo se hace? ¿Cómo se consigue eso? Necesito valor, seguridad y serenidad… y saber que mis acciones son las que son… que no tengo que tener miedo al castigo y no sentir la culpabilidad… ¡maldita culpabilidad… que proviene de una maldita herencia judeo católica…! que te hace juzgar tus propias acciones… que te hace juzgarte frente al otro por una extraña vara de medir que poco tiene que ver con mis convicciones y con mi propia vida… y te predispone a pensar que has hecho algo mal… ¿Cómo romper con algo que casi está escrito en tu ADN?

El camino es complejo… primero, debo dejar de juzgarme con una moral que no es la que me corresponde y que no es la correcta para mi estilo de vida… Segundo, dejar de tener miedo al rechazo del otro… y tercero, saber exponer y defender lo que creo… No es sencillo, es todo un mundo… pero debo empezar a hacerlo si quiero crecer… si quiero vivir mucho mejor… y en paz conmigo mismo… y tal vez de esta forma mis uñas vuelvan a crecer… y llegue a dormir ocho horas seguidas…

4 comentarios:

Mazinger y yo dijo...

Sí, es importante defender lo que uno cree y sobre todo no acceder a los chantajes emocionales, sobre todo de los jefes o de los que te contratan, que de repente utilizan todo su arsenal victimista y se hacen los ofendidos cuando aplazas trabajar con ellos, porque entre otras cosas tienes ofertas mejores. o simplemente no era el momento. si alguien no entiende eso, nunca es culpa de uno, es culpa de ese alguien. Así que fuera culpas, fuera miedos, fuera complejos.

patry dijo...

Ummm ya has dado el paso más importante: Ver, luego has pensado y ahora toca llevarlo a la acción.

En contradicción a tu decisión yo he optado por hacer lo contrario, ahora cuento hasta diez cada vez que voy a dedicarle una réplica o un sermón a alguien que ha hecho algo que no me gusta; cuento hasta diez y me tiro un par de días (o más) sopesando sobre en qué medida merece la pena hablarlo o no, porque a mis casi 26 años me he dado cuenta de que a la gente no le gusta escuchar la verdad, y me he ganado una famita de la niña de carácter difícil que acojona a la peña, tanto que más de una vez que he tenido una discusión luego he tenido q soportar miraditas de cordero degollado o situaciones incómodas. Esto no quiere decir que comulgue con lo que el otro/a diga, pues yo hago lo que me sale de las narices pero ahora no me tomo las cosas tan a pecho, así que vivo de una forma más equilibrada....claro que si me buscan: grrrrrrr MATO!! y entonces vuelve la patry de siempre.

Lo suyo; es darle la importancia que merecen las cosas, no huir pero tampoco ir con la mano preparada para soltar un sopapo, ya sabes: más vale una vez colorá que cientos amarillas...pero moderadamente!!

un te quiero perruno

Anónimo dijo...

Antonio, tú eres fuerte, no necesitas andar arrastrando "el pony que nunca te compraron" para ser mejor persona. Y, en todo caso, tú sigues siendo tú, así de complejo, encantador, frágil y perro con ellos.
Si todo eso sirve para que poseas esa sensibilidad tan especial que tienes para escribir y retroalimentarte de lo que sucede alrededor, da la deuda por saldada.

Un abrazo.

Ana.

Adolfo E. Cores dijo...

Joder, que flipe. A mí me pasan cosas muy parecidas... El miedo al rechazo es de lo peor que llevo en esta vida. Un pony gigante, que me lleva paralizando desde enano. Y lo mismo con las reacciones de huida... y la de explotar luego de mala manera... manera que el entorno no entiende, y que -para colmo- provoca rechazo.... Arrggg...
Te apoyo en tu camino de autodescubrimiento...!!!!