lunes, 15 de septiembre de 2008

TURISMO DE INTERIOR

Suena Marine de Vincent Delerm mientras transito por la Mancha en un tren camino de mis vacaciones. Esta vez no voy a viajar… prefiero descansar, sopesar, escribir y amar… No quiero hacer otra cosa… aunque las ganas de viajar y descubrir un nuevo país no cesan… Turquía, Argentina, Israel y Palestina, Chipre… o de nuevo Portugal para seguir buceando en sus costumbres… Sentirme un simple turista paseando por sus calles… como a veces me pasa en Madrid… Ser turista en la ciudad en la que vivo o ser persona con derecho de voto en la ciudad en la que soy un simple turista. Hace unos días estaba sentado en un banco, en la Plaza de la Paja (sin duda mi plaza favorita de Madrid),
esperando a que llegará Verónica, para compartir con ella un desayuno que nos llevo hasta el Vermut… Mientras la esperaba, una chica a mi lado, una turista, de algún país del norte o centro europeo o yanki o canadiense-islandesa…, miraba un plano de Madrid. La turista mochilera observa por primera vez la plaza que para mí está llena de significados, de encuentros, de desayunos, de conversaciones, de confesiones, de mojitos compartidos, de noches, de ocio y de vida. Para la chica es un lugar, seguro que precioso, donde dejar posar su imaginación para construir historias que hayan podido transcurrir allí. Estoy seguro que la energía de algunas de mis vivencias podría caminar por la imaginación de la turista, tal vez neoyorkina… y servirle de simiente para escribir un cuento, un guión o una canción… o tan sólo un bello pensamiento…

En cada ciudad que recorro, ya sea turista o no, hay lugares mágicos, lugares que te atrapan irremediablemente, debido a la cantidad de experiencias vivénciales que en ellos habitan y debido también a los recuerdos que por allí pululan deseando convertirse de nuevo en vida. Es esa energía la que llega hasta los turistas que saben caminar perdidos por una ciudad desconocida y se sientan abatidos a descansar en medio de una plaza y reposan su espalda contra un muro de piedra lleno de historias. Cuando he sido turista he buscado en estos lugares mágicos el consuelo de las historias ajenas… pero otras veces he llenado estos rincones de mi propia vida… Hay una plaza en Lucca que se quedo que se quedó impregnada del dolor y las lagrimas de mi separación; una escalinata en Lisboa que llené de previo amor; una plaza con vistas al río, rodeada de arquitectura moderna, en Hamburgo donde compartí el cáncer de mi padre con un desconocido que había vivido lo mismo, un bar perdido de Munich donde una mujer con miedo me confesó en Español su vida mientras su marido la espiaba en Alemán…

Pero este año… estas vacaciones… buscaré esos lugares dentro de mí… esta vez juego en casa… voy hacer turismo de interior… bucear dentro de mí… para ser capaz de sacar una historia compleja y sorprendente de todo lo viajado y vivido en los últimos años… por eso necesito un poco de orden… ordenador por la mañana para escribir un texto de teatro, playa y libro por las tardes… por la noche alguna película en el ordenador o en el cine… y los fines de semana dedicados de nuevo al amor… días de playa, sal y sexo… volver a cocinar… volver a compartir un sofá… un colchón… un helado… un baile… una cerveza… un mojito… y llenarme de él… y cuando octubre llegue a la ciudad yo estaré preparado para recibir otro nuevo Otoño… pero mientras seguiré habitando en el verano del amor.

7 comentarios:

nemam dijo...

techo de -


sono triste..

etc...

Anónimo dijo...

Seguro que en este interior nuestro, tanto geográfico como espiritual, encontrarás lo que busques, porque lo importante para encontrar es la virtud de saber buscar, el ritmo de las pulsaciones mágicas del corazón que anhela encuentros interiores.
Te deseo que halles en la tranquilidad de tus viajes, la paz que todos anhelamos en el letargo de nuestra cotidianidad.
Un saludo

Inmaculada Pedrosa dijo...

Somos viajeros eternos, descubridores de sentimientos, buscadores de afectos, paseantes de la vida que se hacen grandes con solo observar, un atardecer desde la plaza mayor, entre el vaivén de la gente, el niño que llora para acaparar la atención de sus padres, el joven que descansa sin saber si ahora acaba o empieza su jornada, el que mira tras los cristales y se esconde del mundamar ruido, el que sigue la mirada a esa muchacha de rizos sonoros y no se atreve a tocarla... tantas vidas, tantos encuentros, tantos desencuentros, historias que se escriben por sí solas en estos días donde el cielo empieza a tornarse gris.

raizes dijo...

jim. espero que tu viaje interior te interioice.
un en murcia esperando contestaciones de la escuela y si no creo que me ire otra vez para el exterior.

un besico electronico del interior de murcia

¡como un flash!

Unos zarcillos pa mi luna : dijo...

¿por qué ha de ser una historia compleja??...verás, que como poder ser, puede, pero que también la sencillez sorprende...

Lo viajado a mí, precisamente cuanto más complejo sea el momento, de esos que uno mismo no puede ni masticar, siempre me ha resuelto un camino sencillo...a propósito, que bueno lo de asomarte a lo cotidiano ajeno...y además, qué sano!!...sólo puede hacerse cuando paseas de turista, cuando eres lugareño únicamente llevas lo cotidiano propio...Al visitar cualquier ciudad que no sea la mía, disfruto asomándome a las ventanas...desde fuera...ver los retratos de la boda de alguno de sus hijos, o de la suya propia, las comuniones, la jura de bandera del más chico, la alfombra con ciervos del ajuar en la pared...el maravilloso plasma que se han regalado con la extraordinaria por navidad, cuando también encontraron ese Lladró que hoy luce orgullosa su madre en un aparador, justo delante del galgo que persigue a uno de los ciervos...en la alfombra

Un beso inventado...de los que si no se inventan, te empobrece.

T.Q.

R.

Vipère de Gabon dijo...

Al final, me he convertido en seguidor tuyo. Es valiente mostrarte y es reconfortante leerte.
Yo frecuentaba la plaza del Cordón, en Madrid, donde Almodóvar rodó varias escenas de "La ley del deseo" -entre ellas, la escena final, cuando la máquina de escribir explosiona y todos los personajes se encaraman por el andamio- y de "Carne trémula". Precisamente, en la Plaza de la Paja se desarrolla una de las escenas iniciales de "Matador".

Buen viaje (interior).

Vipy

Justo dijo...

Qué bonito que lo escribes -siempre-.
Es verdad que el viaje interior es lo más importante, sin desmerecer los otros -que por cierto, a mí Israel y Palestina me apetece muchísimo tb-.

Pues te deseo un otoño tan bueno como lo ha sido el verano: que esté repleto de afectos, y que sea creativo.

Tengo pendiente escuchar a Vicent Delern, que ya me lo recomendaste. Y si al final vas a ir a Mate, dímelo: yo no es seguro -pero sí probable-.

Un beso