Algunos días la cultura hace que se conviertan en perfectos. Esto fue lo que me ocurrió el pasado jueves. Me levanté porque tenía una reunión de trabajo con el productor ejecutivo de la serie que estamos preparando. Una reunión sobre el tratamiento del tercer capítulo. Nos dijo la noche de antes que nos tenía que hacer alguna correcciones. Esa palabra me suele poner algo tenso. Es normal, se analiza nuestro trabajo y por muchas que lleve siempre tengo la sensación de enfrentarme a un examen. De camino a la reunión, me puse música en el iphone. El día de antes me había comprado el rock de lux, donde venía un cd con temas que han compuesto diversos artista con motivo del día de la música. Tenía ganas de escuchar una canción que han hecho juntos Christina Rosenvinge y Benjamin Biolay… por un lado temía que me defraudara. Pensé, seguro que está hecha de forma rápida y por compromiso, pero no fue así… la voz sugerente y calentorra de Christina me volvió a atrapar y Biolay, tan elegante como siempre, le aportaba el contrapunto, sobrio, idóneo y perfecto… Pensé, de nuevo, que buena pareja hacen… no desentonarían juntos… como tampoco desentonaba la mezcla de idiomas… ni el humor acido que recorre toda la canción de amor estúpido, ya el título te avisa: “La idiota en mí (mayor)”. Tanto me gustó que pensé compartirla con Rosana. La llamé pero los sucesos vitales, que le estaban aconteciendo, hicieron que se me olvidará la canción y llegué al lugar de la reunión filosofando con mi siamesa y sin hablarle del temazo de Christina y Benjamin…
Sin darme cuenta estaba sentado delante del productor y de Carmen analizando el capítulo, aunque hubo cambios, reconozco que fue una reunión más que interesante, profunda y seria… Llegamos a acuerdos que creo que mejorarán el capítulo y me disponía a llevarlos acabo… pero antes de ponerme delante del ordenador me pasé por la Fnac. Si paso por su puerta soy incapaz de no entrar; he aprendido a no consumir pero esta vez un libro me llamó poderosamente la razón: “La sal de la vida” de Anna Gavalda. Con él en mi mochila caminé hasta casa. Saqué el ordenador y me puse con las correcciones, tan emocionado estaba intentando imaginar y resolver situaciones que durante 5 horas se me pasó hasta comer y olvide que tenía que ir hasta el aeropuerto en busca de un amigo, una larga historia que no viene al cuento. El caso es que me aprovisioné, cargue en el iPhone el nuevo disco de los the drums, agarré el libro que me acababa de comprar en el Fnac y pillé el metro de la latina con dirección la terminal 4. Mientras bajaba las escaleras y al ritmo de la batería pop de los drums empecé a leer las 150 páginas que tiene "la sal de la vida". La velocidad con la que empieza la historia me atrapó. Los personajes no dejaban de sorprenderme por cercanos, las conversaciones entre hermanos me resultaban familiares y a pesar de la cercanía todo me era fresco y original. Sin duda esa es la grandeza de Anna Gavalda. La lectura hacia que a veces tuviera la necesidad de llamar a Rosana, pensaba que muchas de esas palabras podría sanar parte de su alma un poco dolorida. Levantaba la mirada para pasar una pagina y en ese paréntesis pensaba en Carlos Montero y me apetecía llamarlo y darle las gracias por descubrirme a esta escritora. Ya en el aeropuerto con los ojos llenos de lágrimas por todo lo que leía, llamé a Jesús para compartir esta emoción. Llegó mi amigo, me dio las llaves de su casa en Lisboa y puso rumbo a la Rioja y yo a plaza de España. El metro atravesaba Madrid y yo la campiña francesa en compañía de cuatro hermanos. Llegué a los cines. Casi elegí al azahar una peli iraní, era la única que me venía bien por hora, "A propósito de Elly". Me metí en el sturback y devoré entre lágrimas las últimas páginas de "La sal de la vida".
No sabía si iba a ser capaz de concentrarme en la peli. Pensé, ¿qué hago metiéndome en el cine con todo lo que hay aquí afuera? Pero a los 10 minutos de película mi miedo se había esfumado. Ya estaba dentro de otra historia, de otros personajes, de otra sociedad. Angustiado, desesperado, rabioso esos eran los estados por los que minuto a minuto pasé gracias al guión y la perfecta dirección de la peli. Una patada en los huevos dada con tanto arte que te hace que confíes durante dos horas en el poder de las imágenes, de las buenas historias y de los buenos actores. Durante años tuve muchos prejuicios contra el cine iraní, totalmente ciertos, pero sin duda allí se está fraguando algo. Cuando salí del cine pensé que estaba delante de una película tan asfixiante como lo son “la caza”, “muerte de un ciclista” o “calle mayor”.
Volé a cenar con unos amigos. Mientras Pablo nos hacia participe de sus problemas por mi cabeza se cruzaban frases de la novela para consolarlo o imágenes de la película para explicarle que a pesar de todo somos unos putos privilegiados.
Al llegar a casa no podía dormir. Me puse a confeccionar una lista de música con la banda sonora del libro y que Anna Gavalda tan sabiamente utiliza y con esta música me fui adormeciendo. Y un ultimo pensamiento cruzó por mi cabeza: hay días que la cultura puede salvarnos la vida.
9 comentarios:
Veo que te a atrapado ese libro eh? Yo ahora estoy con "El guardián entre del centeno" de Sallinger, una espinita que necesitaba quitarme
La mano llorar que me di cuando colgamos y sus letras en tu boca se quedaron zumbándome...qué bonito todo lo que me leíste. Ahora toca que Fnac me envíe el pedido.
Hoy me he puesto nuestro Cd de Cádiz. Lo titulaste "Agosto esperando". En esta que me espere Agosto a mí. Acabo de coger de nuevo los pinceles...También me he dejado encima de la mesa de estudio el guión del corto (ama), preparado para meterle mano ya...
Gracias por todo lo que me das. No dejes nunca de hacerlo, siamesa. Sin tí no sería la mitad de grande...Es así. Sin aprender a escuchar; sin leer lo escrito; sin atravesar la pantalla y meterte en historias; sin sentir, uno deja de crecer.
Ole nuestro coño por saber ser críticos (y auto) y apasionados. No sé si nos hará ser mejores pero NOS SALVA... si además se acierta con la decisión, ya es de orgasmo fijo.
A propósito, me encanta el nuevo look de tu blog. Llevo días intentando meterle mano al mío...cambio vital necesita imagen nueva...joder, y contenido... a ver que puedo hacer.
Te quiero, moreno.
R.
El conocimiento nos hace libres ...esa frase la tenían colocada en el instituto donde estudié, a mí muchos libros me han salvado la vida, muchas canciones me han puesto en sintonía y en pie para seguir "caminando" y muchas películas me han emocionado tanto como para tomar determinadas decisiones importantes en mi vida...no se me quita de la cabeza GORDOS de Daniel Sánchez Arévalo, ya la he visto dos veces y tengo más ganas de seguir viéndola.
Pero antes me compraré este libro que recomiendas...me sabe bien.
Un beso perruno
Y hablando de Cultura,
Me pregunto si Anna Gavalda o cualquier otro escritor va a querer autorizar que sus libros se publiquen en formato electrónico visto cómo les ha ido a sus amigos los músicos.
¿Quedará el libro eléctronico para los clásicos, los libros de autoayuda y Danielle Steele?
Yo me apunto el libro..aunque llevo unas semanas poco lector...también de cambios...por cierto, muy chulo el cambio de blog..ya tocaba. Besos guapo.
Nos movemos en universos paralelos que nos siguen uniendo aunque no nos comuniquemos verbalmente.
En estos días me han pasado cosas muy parecidas. He caído igualmente atrapada por la elegancia sensual Rosenvinge-Biolay y no paro de escucharla. Como señalan en ROCKDELUX, la desazón se sigue llevando esta temporada.
Y hoy ha sido una de esos día que la cultura, más que salvado, ha iluminado... en una nueva playa que hemos descubierto, bajo un sol de justicia y aguas cristalinas, un momento casi mágico con "My mistakes were made for you".
Nos seguimos hablando.
Mil besos.
Buenas, don Antonio,
Veo que la Galvada ha aterrizado en tu vida. De literatura francesa reciente me quedo con "L'arrière saison" de Philippe Bresson, un autor del que Patrice Chéreau adaptó "Son frére" hace unos años. Te recomiendo "L'arrière saison", aunque no sé si lo publicaron en español.Y no sé si conoces a Stefan Zweig, no es que sea francés, no es que sea contemporáneo (el pobre se suicidó hace ya tanto tiempo...) pero no ha habido un sólo libro de él que no haya podido evitar leer de un tirón. De él se adaptó entre otras "Carta de una desconocida" por Ophuls.
Bueno un beso, esperando que pases por París en estos meses venideros. Yo llegaré este viernes allí a disfrutar la Pride.
Hasta pronto,
Jesús de Córdoba
A mi también me gusta mucho Anna Gavalda ... "Je l'aimais", "La Consolante"... aunque el que más fue "Ensemble, c'est tout" del cual también está la película; la has visto? La narrativa de Anna Gavalda, no se lee, se devora...
Aún no he leído "La sal de la vida" titulado en francés "L'échappée belle". Creo que este fin de semana me llegaré por la Fnac de Preciados y me lo traeré en francés.
Un abrazo.
Jaja.. la pareja Rosenvinge-Biolay te tenía que gustar, fijo... a mí sin embargo no me acaba de llegar la canción, la he oído varias veces y no me dice mucho.
El cine iraní es lo que tiene, que da como un poco de miedo ir a verlo.. yo las que he visto de Kiarostami ha veces me ha encantado,pero otras... hay que hacer un ejercicio de voluntarismo tremendo. Pero ésta que recomiendas pinta muy bien, cuando vuelva a Madrid intentaré verla si sigue en cartel.
No te dije, me gusta la página así como la has puesto, tan sobria.
Un beso
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