lunes, 17 de mayo de 2010

ÉL

ÉL


Me gustaría que esta entrada os resulte muy carnal, porque lo que me ocurrió el pasado viernes fue como, casi, hacer realidad uno de mis sueños sexuales y digo casi porque no ha tenido final feliz. Aunque tampoco ha sido infeliz porque como ya dijo Calderón los sueños, sueños son.

Empecemos por el principio, el viernes por la mañana volaba con destino Lisboa en TAP (aerolíneas portuguesas) que siguen siendo los únicos que te invitan a un pequeño almuerzo. Esta vez para el trayecto habían elegido un mini avión, os puedo asegurar que el avión mas enano en el que he volado en mi vida. Al montarnos en el avión de juguete, nos pidieron muy amablemente nuestro equipaje de mano para colocarlo en la bodega. Y es en ese momento cuando lo veo, está situado junto a mí, a mi derecha. ¿Cómo no he podido verlo antes mientras esperaba para embarcar o el bus nos llevaba hasta el avión? ¡Por tu culpa, Jesús, que me llevaste por todas las discotecas de Madrid, no lo he visto antes! Pero sin duda es él... Es el macho más macho, el hombre, la testosterona hecha realidad, la masculinidad, el macho Alfa, ese hombre de verdad que lleva Alaska buscando más de 25 años, un futbolista que ha sabido sudar una camiseta, me da igual el color, con clase, estilo y orgullo, es el único, el insuperable Luís Filipe Madeira Caeiro Figo, más conocido como Luís Figo.



Y quiero retener ese momento en mi retina y luego en mi memoria el resto de mi vida. Lo recorro con la mirada de arriba a abajo y me detengo en sus grandes manos, morenas, fuertes, con todas sus venas bien marcadas y con un pequeño tatuaje en la parte superior de la mano que lo delata como un chico de “Barrio”, creo que es de la zona de Almada en Lisboa, por mucho que vaya impecablemente vestido al estilo de macho italiano. No puedo seguir mirándolo porque me apremian para que dé mi maleta y me suba al aeroplano. Pero vuelvo la mirada antes de entrar en el aparato y lo veo dos escalones por debajo de mí. Siento una excitación… que me sube por el estómago hasta la boca.

Cuando llego a mi asiento 14 D, vuelvo a encender mi móvil y mando este mensaje a mis 50 mejores amigos: Estoy viajando con Figo, tengo hasta sudores.





Y es cierto que los tenía, en ese momento se me pasan por la cabeza la gran cantidad de pajas que me he cascado en su honor, las miles de historias morbosas que han recreado mi mente calenturienta y que nos tenían a los dos como protagonistas absolutos, pudiera que hubiera algún que otro implicado más. Pero lo cierto es que Figo y yo hemos atravesado experiencias sexuales de lo más atrevidas... Recuerdo una en que me secuestraba a su casa de La Moraleja y me hacia sentir atado a su cama lo que ningún hombre me ha hecho sentir, también recuerdo un imaginario fin de semana que él, su esposa y yo pasábamos en su casa del Algarve y como mientras yo penetraba a la impresionante modelo rubia y sueca, él cabalgaba sobre mí como si yo fuera una yegua y él un pura sangre árabe.

De mitad de estas ensoñaciones me saca un tema que aparece en mi Ipod. Es un tema de Corazón que se llama "Nuevo Futuro" y quiero que todo lo que dice esa canción se haga realidad. "…Sálvame de la oscuridad y del monstruo que hay dentro de mí…" está claro Figo es mi Mesías, mi salvador. " …Quiero abrazarte y sentir que no vas a dejarme, me siento perdido en la adversidad", por él sería capaz de hacer alguna que otra renuncia, quedarme en casa y esperarlo sumiso y fiel... como él me exigiría. "…Sólo necesito una señal, un pequeño gesto, una palabra..." dámela, por favor dámela.

Y sin darme cuenta aterrizo en Lisboa. Me apresuro a salir, tengo que encontrarme con él, tengo que buscar esa señal... Espera su maleta y yo me pongo a su lado esperando la mía. Nos las dan. Nos montamos en el bus y me coloco detrás de él. Tiene que darme esa señal… Observo su fuerte cuello y necesito olerlo. Acerco mi nariz, su olor es una mezcla al mejor perfumen y a ducha de gimnasio de barrio. Bajo la mirada, tímidamente, hasta su culo que marca a la perfección sus vaqueros Armani... Hasta este momento había imaginado que él me penetraría pero acaban de cambiar las tornas. La excitación y una imprudente curva hace que mi maleta caiga a sus pies. Apresurado me arrodillo a recogerla, él hace un pequeño gesto de ayuda y yo postrado ante sus pies, con mi cara a la altura de su paquete le digo: “obrigado”. Él me sonríe. ¿Ese es el pequeño gesto que llevo esperando?




Me levanto y me vuelvo colocar tras él pero justamente en ese momento el bus llega a la terminal. Lo dejo salir. Voy tras él. Camina decidido y yo también pero nuestros caminos se separan... Figo debe tomar otro avión y avanza por un gran pasillo, tal vez al Algarve, donde lo espera su mujer... Lo observo alejarse. Espero que vuelva su cabeza y me diga una sola palabra: sígueme. Pero no lo hace. Figo avanza seguro y firme a través del pasillo de la terminal. Mi sueño se aleja y Figo se hace cada vez más pequeño y yo de nuevo me quedo solo … mirando hacia un largo pasillo… que no tiene ningún fin.

viernes, 7 de mayo de 2010

MIS PONYS

Tengo miedo. Evito los enfrentamientos… ya que me bloqueo por respeto al otro y por miedo a que el otro me rechace… Ante una situación en la que debo exponer lo que me pasa, y ante el miedo a que la persona que tengo enfrente se molesté o me rechace, doy vueltas, me trago mis palabras, me niego y tiendo a casi a desaparece, por miedo a la censura del otro, a su posible enfado y a dejar de ser aceptado… Lo he analizado y he llegado a la conclusión de que me cuesta defender en lo que creo por miedo a perder lo que tengo, o por miedo a perder a la otra persona que tengo enfrente… o por miedo de que haya ello algo mal y la otra persona me descubra… y, entonces, prefiero conformarme y no enfrentarme… y por culpa de esos miedos y bloqueos… actúo de formas diferentes: Una, me callo y apechugo con lo que él otro impone y hago como si su opinión fuera la mía… u otra, desaparezco, meto la cabeza bajo tierra como una avestruz… me voy de la vida del otro… dejo de coger llamadas… de mandar mensajes… de estar… A veces como consecuencia de la primera… la de callar y apechugar… exploto de la forma más salvaje… más desmedida… y entonces, mis actos no son entendidos … ya que falta el razonamiento… las explicaciones que debía haber expuesto desde el principio…

Sin duda, a lo largo de mis 39 años he tenido que enfrentarme a situaciones… pero os aseguro que ese miedo… me inmoviliza y por raro que parezca me hace huir … ¿la inmovilidad me hace huir?… bonita reflexión…

Pero todo esto debe cambiar… llevo demasiados años viajando con mi propio Pony (dícese del trauma personal que cada uno arrastra, mirad el corto que he colgado y lo entenderéis) que me acompaña desde mi tierna adolescencia… Mi adolescencia tuvo una etapa más oscura… fui el blanco de continuas burlas a las que no supe hacerle frente… pero ya es hora que deje suelto al Pony… que desaparezca de mi lado y sea capaz de afrontar enfrentamientos… exponer mi posición y defenderla sin miedo y sin pensar en el otro… ¿Cómo se hace? ¿Cómo se consigue eso? Necesito valor, seguridad y serenidad… y saber que mis acciones son las que son… que no tengo que tener miedo al castigo y no sentir la culpabilidad… ¡maldita culpabilidad… que proviene de una maldita herencia judeo católica…! que te hace juzgar tus propias acciones… que te hace juzgarte frente al otro por una extraña vara de medir que poco tiene que ver con mis convicciones y con mi propia vida… y te predispone a pensar que has hecho algo mal… ¿Cómo romper con algo que casi está escrito en tu ADN?

El camino es complejo… primero, debo dejar de juzgarme con una moral que no es la que me corresponde y que no es la correcta para mi estilo de vida… Segundo, dejar de tener miedo al rechazo del otro… y tercero, saber exponer y defender lo que creo… No es sencillo, es todo un mundo… pero debo empezar a hacerlo si quiero crecer… si quiero vivir mucho mejor… y en paz conmigo mismo… y tal vez de esta forma mis uñas vuelvan a crecer… y llegue a dormir ocho horas seguidas…