viernes, 23 de noviembre de 2007

PALABRAS Y SILENCIOS

Parece que ha dejado de llover. El lunes amaneció nublado. Un tren me devolvió, entre nubes grises, brumas, nieblas y pronósticos helados, a la dureza del paisaje de Jaén. Durante estos cinco días sólo ha habido silencio. La monotonía de la lluvia acompañada de continuo silencio. El silencio lo llena todo cuando no hay nada más que decir. El silencio puede ser cobarde pero también sanador. El silencio puede ser doloroso pero necesario. Hay un momento en que las palabras dejan de tener sentido, tal vez porque nunca lo han tenido. Las palabras son engañosas, “liantas”, imaginativas, inciertas, esperanzadoras, inseguras, dudosas, pacatas, miedosas, cobardes, improvisadas, inventadas... como la vida. El sonido de la lluvia las ha mojado y las ha convertido en ciénaga. En palabras no dichas. En palabras no escuchadas. En palabras omitidas. En palabras cobardes. En palabras condenadas. En palabras interiorizadas. En palabras enmudecidas. En palabras censuradas. En palabras aprisionadas. En palabras impedidas. En palabras asustadas. En palabras negadas. En palabras asesinadas. En palabras silenciadas... que han desembocado en la muerte.

El silencio te bloquea. Te frena. Te agarrota. Te invalida. Te anula... como un día de lluvia. Como un luto. Como el final de Bernarda Alba: “Silencio, silencio he dicho...” Como el final de “Gente Corriente”. Como una canción de Nick Drake. Como una enfermedad a destiempo. Como una visita a un campo de concentración, convertido en parque temático. Como un email o un mensaje que no llega. Como un domingo, tarde noche, solitario, de bajón, en un bus o en un tren de vuelta a ninguna parte, de vuelta a ti mismo.

El viaje ha terminado. El tren o el bus se ha parado. Llueve y solo hay sordina en la estación. Recoges tu macuto y esperas que deje de llover. Andas por el ande y al final de él seguro que alguien te espera... pero no, no hay nadie... caminas y te tapas con lo que encuentres: tu abrigo, tu macuto, los soportales o dejas que la lluvia te empape... llueve y solo hay silencio, lunes con tila... llueve y sigue habiendo silencio, martes con vino... llueve y el silencio se agiganta, miércoles con amigos, llueve y el silencio te anula, jueves con orfidales... y tras un extraño sueño... te levantas y hoy viernes el día parece abrirse... consultas, en los widgets de tu mac, el tiempo y te predicen una cierta mejoría... sólo eso, una cierta mejoría...

jueves, 15 de noviembre de 2007

JESUS

JESÚS

La memoria es incapaz de recordar el momento exacto en que nuestras vidas se cruzaron. El entorno, el pasado de nuestras familias, la amistad de nuestros antepasados, habrían labrado el tejido necesario para que nuestro encuentro fuera posible. ¿Pero cuando fue? ¿Cuándo nos miramos por primera vez y decidimos que íbamos a ser amigos? Llevo días rastreando mis neuronas y he encontrado una imagen lejana y primigenia: tú y yo de muy niños jugando en las escaleras que comunicaban el gimnasio del colegio de los curas con la parte de arriba. Creo que es la primera imagen o el primer recuerdo real que tengo de ti.

Intento componer el guión de nuestras vidas y no encuentro el detonante, ni la cuestión central… solo sucesiones de imágenes inconexas de toda nuestra infancia, una especie de videoclip, que tendría como sintonía “el don diablo” de Miguel Bosé. En él veo: tardes enteras jugando en el paseo a policías y ladrones, al esconder, a balón prisionero, (cuantas veces se embarcaba el balón en las casas y teníamos que saltar la verja… cual almonteños, y yo con lo patoso que soy, me pasó lo que me pasó, y me clave los pinchos de la verja en la palma de la mano y me caí redondo en tu casa cuando tu madre me intentó curar), a pico zorro teide (¿se escribiría así?), al fútbol (tú y yo siempre de porteros, aunque sé que tú eras mejor que yo), al pañuelo… Quedadas en casa de los Molinas para hacer los deberes, yo con Pedro y tú con Salva (¿te acuerdas de los bocadillos de nocilla de los Molinas?, José sigue siendo adicto a la Nutela); tardes de juegos en casa de Antonio García con su perra Pardy (¿se llamaba así?); o en casa de mi primo Ramón (y yo siempre peleándome con mi primo, ¿verdad?)…

Como fuimos creciendo empezaron a aparecer las pandillas de las niñas en nuestras vidas. Primero las pandillas de las mayores: Saly, Loly, mi prima Belén y tu prima María… de la que nos echaron porque éramos demasiado pequeños. Y por eso nos buscamos nuestra propia pandilla y decidimos que las elegidas eran las niñas de “La carrera”. De esa forma entraron en nuestra vida: Ely, Elena, Loly, La Toche, Carmen Raquel (asujétame la pierna), Caceja… y no sé quién más… Y fue con ellas con las que empezamos a hacer teatro para Jufra (juventudes franciscanas, al final voy a tener que darle la gracia a la iglesia por dedicarme a lo que me dedico), de la mano de tu hermana Inma y más tarde del Padre Zurera que nos ensayaban obras de teatro durante todo el verano…

¿Te acuerdas de mi equipazo de música Sony? ¿Te daba envidia, verdad? ¿Cuantas cintas pudimos grabar en él, hasta que tu padre compro el tuyo…?: Mecano, Mocedades, Jesucristo Superstar, los secretos, golpes bajos… Y al ritmo de esa música fuimos creciendo… Acompañados por Antonio y por Javi (yo creo que tú aportaste a Javi a nuestra relación, y yo a Antonio)… Y empezaron las acampadas de “montañeras de santa maría”… y esa frase que tanto nos marcó, que había en un cartel horrible de Charlot en mi habitación: “Se tú, intenta ser feliz pero ante todo, se tú”.

Y nuestros primeros amores, a la par, teníamos que ponernos con alguien, era lo que se llevaba por aquellos años de preadolescente, y supongo que ahora también se seguirá llevando, tú con Candy y yo con Belén… y nos dejaron las dos… y tú rompiste todas sus cartas entre lagrimas en mi dormitorio…¡ La vida…!... como decía un libro de Martín Vigil (al cual devorábamos por aquellos años): “Primer amor, primer dolor”…

Y del amor al sexo sólo hay un paso y ese descubrimiento también lo hicimos a la par. Y con el sexo llegó la confusión, el miedo, el placer, la culpa, la ganas de volver a hacerlo, el sentirse bien y después sentirse mal… Cuantas sensaciones a cual más contradictoria que marcaron nuestra adolescencia… como lo hizo Loquillo, Los Ronaldos, Danza Invisible, las tardes de cine en la casa de Javi, las vespinos, Belda, las piscinas, Inma Bonilla, el videoclub 83, el chaplin, el de Vicente (bendito Vicente), mi casa de invierno en verano y la de verano en invierno, el APM, el Bambú, el Popeye, el Osiris y la My Lord, el palomar y las litronas, Rosalía y más amor, y Jorge Ocaña metiéndonos el veneno del teatro en el cuerpo y marcándonos para siempre, mis suspensos en BUP y COU, tus notazas en BUP Y COU, la vieja estación y la vía, tu borrachera de tequila, la fiesta de la espuma en la feria (menuda noche), las fiestas en casa del Coco, los auténticos, selectividad…

Y tú decides estudiar Derecho en Jaén y yo Imagen en Madrid… Antonio López se viene a Madrid y Javi se va a Granada… y lo mejor de todo es que no nos separamos… las llamadas a costa de tus padres a mi colegio mayor, y yo poniéndote al día de como disfrutaba la noche madrileña y me colaba en los estrenos de Almodóvar… y en una de tus visitas a la capital… la noche te confunde y el amor te deslumbra y la vida también… y decides coger la tuya por los cuernos y cuelgas las leyes y te presentas en Madrid a estudiar tu filología y a empezar ser tú e intentar ser feliz… Y empezamos a compartir la noche madrileña, los estrenos de Almodóvar, los minis de Bilbao. los sitios de ambiente… cuando chueca sólo era un barrio de yonkis…, el ambigú, el desamor, el dolor…

Y cuando decido aparcarlo todo para apostar por algo que no sabía lo que era, tú estás a mi lado y me apoyas… Y de nuevo distancia, y de nuevo llamadas ahora a costa de mis padres… y el amor aparece en mi vida y también lo compartimos, pero sin rencor, era la etapa en la que todo se compartía… Y nos da por Granada… y viajes Madrid Granada, Granada Madrid una y otra vez… Y mientras nosotros seguimos sin encontrar el rumbo de nuestras vidas… Antonio López hace la mili… y yo me siento muy perdido… y tú nunca me juzgas y siempre me apoyas…

Y me enteró que en Sevilla hay una de las mejores escuelas de teatro de España y tú me acompañas a que haga la prescripción… y desde que entramos en el CAT, ambos supimos que yo había encontrado lo que estaba buscando.

Y ahora las llamadas eran de una cabina en la plaza del pumarejo, rodeado de yonkis… donde te ponía al día y tú a mí de nuestros días: nuestros primeros trabajos, nuestros primeros éxitos, nuestras parejas, las peleas adultas con nuestras parejas, la fidelidades, las infidelidades, los móviles (y adiós a la pza del pumerejo y a los yonkis), el estreno de “Cinco” y de “Fin” en Sevilla y tú a mi lado y yo al tuyo… el premio Romero Esteo (y yo celebrándolo contigo vía móvil)… y al salir de clase y mi vuelta a Madrid…

Y alquilo, en Madrid, tu anterior piso en la calle Leganitos… y cada uno por separado pero compartiéndolo muy de cerca crecemos en el amor (con todo lo que supone de placer y dolor)…y cumplimos sin darnos cuenta los treinta y no nos da ninguna depresión… y un día, decides acompañarme en la aventura de hacer teatro… y montamos “Septiembre producciones” junto a Félix… “Krámpack”… “El día que te vi”… “El Alfil”… cenas siendo ocho cada sábado, cenas tú y yo en el vips siempre acompañados por aros de cebolla, salidas nocturnas en secreto acompañados de chivas regal, tus nervios en el estómago… viajes siendo siete a Cádiz, a Portugal…

Y dejo Madrid por amor o por lo que sea y tú me apoyas aunque sé que nunca entendiste mi decisión…

Y un 5 de enero, tras una cena en casa de Javi… el amor vuelve a tu vida… y desparecen tus dolores de barriga… y el hombre tranquilo compone una bella banda sonora para tu vida, una vida que empieza a ser compartida… y tu casa de 40 metros cuadrados se convierte en todo un palacio… y tu pequeño sofá se agranda para que puedas compartir mil una serie, mil y una cena, mil y un secreto, mil y una canción, mil y una risa, mil y un dolor (cuanto menos mejor), mil y una sorpresa, mil y un beso, mil un te quiero…

Y hoy, has decidido hacernos cómplices de esa felicidad a todos los que te queremos… y me pides que yo lo certifique… y yo me siento tan orgulloso de saberte feliz, de saberte querido… de saber que amas… que no sé que más decir… sólo: “Sed vosotros, intentad sed felices, pero sed vosotros…” felicidad y salud… y que podamos seguir compartiéndola juntos… te quiero, os quiero, amigo(os).

domingo, 11 de noviembre de 2007

NECESIDADES

Es increible como serena y sana el mar. Como te mete dentro de ti mismo y te hace reflexionar. Y descubres que tienes muchas necesidades:

1/Necesito aprender a olvidar. La distancia y tus propios frenos te ayudan a olvidar. Pero a olvidar del todo no te enseña nadie.

2/ Necesito escribir, encerrarme en mi mismo y escribir. No ver a nadie y escuchar mis propias palabras. Necesito escribir para ser feliz. Escribir 8 horas al día.

3/ Necesito organizarme, organizar mi tiempo. ¿Cómo se hace? ¿Cómo se busca el tiempo, tiempo y más tiempo? Muchas veces el tiempo se marcha y yo lo dejo que se marche, por pereza, por que estoy cargado de cosas que hacer... el tiempo se va.

4/ Necesito tener más fuerza de voluntad para ser capaz de controlar mis excesos, mis adicciones.

5/ Necesito enamorarme, sin prisa, ser capaz de volver a amar y que me amen pero sin tensión, sin miedo.

6/ Necesito apostar de una vez por aquello en lo que creo y quiero.

7/ Necesito creer más en mi mismo, en lo que hago, sin miedo, sin que me importen los juicios de los demás. Apostar por mí. Confiar en lo que hago: una idea, una obra de teatro... confiar en ello y defenderlo hasta el final.

8/ Necesito no volver a engordar. Controlar mis hambres y no tener miedo a comer.

9/ Necesito confiar en los que están a mi lado.

10/ Necesito leer.

¿Y tú que necesitas?