En un interesante y acertado artículo editado hoy por el país, se puede leer esto: "Falta mucho aguante. En vez de afirmar: 'Me siento hecho polvo porque me han traicionado o mentido, o porque he fracasado, o me han prejubilado', la tendencia es que se recurre a la enfermedad para borrar con un analgésico nuestros resentimientos, odios, inseguridades". El artículo gira entorno al uso de los antidepresivos y se titula: “Conjurar la tristeza con píldoras”… os dejo el link:
http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Conjurar/tristeza/pildoras/elpepisoc/20100406elpepisoc_1/Tes
Tras su lectura, me ha dado por pensar que el mundo y la droga, que Ray Loriga dibuja en su magnifica novela “Tokio ya no nos quiere”, tal vez esté a la vuelta de la esquina… En dicha novela, Loriga nos hablaba de una droga que sirve para borrar de tu cerebro aquello que no te deja dormir… que te hace infeliz… Hasta el momento, cualquier tipo de drogas, legales o no, valían para dilatar o para aletargar aquello que nos hacía sufrir, para comprar un poco de autoestima, para recrear visiones surrealistas, desconectar cerebros cansados, para abrir puertas mentales por unas horas o simplemente bailar hasta el atardecer… ¿Pero que pasará el día que podamos borra cosas concretas y no haya marcha atrás…?
Por ejemplo, ayer discutí con un amigo y quiero borrarlo de mi vida… llamo al camello y adiós amigo… Mi esposa no deja de agobiarme… adiós esposa… ¡Qué simple! ¡Qué sencillo! De esa forma evitaríamos los conflictos… las confrontaciones… la comunicación…
Debo reconocer que me cuesta hablar… que me cuesta el enfrentamiento directo… tiendo a dejarlo pasar… y estoy casi seguro que me haría adicto a dicha droga… el dolor del momento inmediato me puede y la cobardía también… si dicha droga existiera hubiera borrado de un plumazo a amigos, amantes eventuales, novios, hermanas, incluso a mis propios padres… y lo peor… ¿qué pasaría con la ficción… que pasaría con el teatro, con el cine o las series de televisión…? Esta droga las aniquilaría por completo… ya que lo que iría eliminando, lentamente, sería el conflicto… ya nadie discutiría… ya nadie se enfrentaría a otra persona… y los dramaturgos o guionistas no podríamos construir historias llenas de enfrentamientos, de odios, de venganzas… ya que no nos quedaría referentes reales… y al no existir en la realidad dicho referente, lo mostrado en una obra de teatro, en una película o en una serie no tendría verosimilitud… y no le interesaría a nadie… Ya se sabe: sin conflicto no habría ficción… ¿y de qué viviría yo? Aunque huyo del conflicto en mi día a día, mi teatro está lleno de él… creo que en él deposito muchas de las cosas que no sé solucionar en mi vida …
En estos días ando concluyendo el montaje de mi última obra de teatro: “El día que nació Isaac”. Sin duda es mi obra más vital, optimista y liberadora. Es la historia de cuatro personas que se cruzan en la vida para influirse, cambiar y evolucionar. No huyen del conflicto… se enfrentan a él. Son personajes reales que sufren, se divierten y viven como cada uno de nosotros. Que andan por este mundo tomando decisiones o evitando tomarlas… Personajes que crecen… que evolucionan y terminan algo más felices de lo que empezaron…
Me gusta escribir sobre lo vivido. Me baso en todo lo sentido y experimentado. La vida vivida es la base del “día que nació Isaac”. Experimento y juego con mi propia intimidad y con la intimidad ajena, y en ellas me baso para construir personajes, relaciones, situaciones y conflictos… Son la base de mi inspiración… sin todo esto sería imposible mi teatro… por eso espero que esa droga nunca llegue a existir… ya que sería el fin de todo.
PD: Si alguien quiere pasarse a ver la obra, el estreno será el próximo jueves 8 en el Centro Cultural de Móstoles a las 19.30. Luego haremos gira por provincias… estamos deseando…
6 comentarios:
Interesante, avisa cuando vengas a Madrid
...Hoy nos hemos parado en el mismo artículo del país...cuanto planteamiento y replanteamiento...he aquí la insatisfacción pasajera, que no es otra que la que te va enganchando en su transcurrir de orfidales, paroxetinas y otras, hasta el tuétano...
Esto corre mucho, antonio...como en tus obras, pero en ellas te va dando tiempo a desmembrar el o los conflictos...aquí, cuando mejor estás, se te revienta por algún lado que suele ser el más insospechao…el más remoto y lejano. A partir de aquí todo es un spring de acontecimientos en los que es materialmente imposible dejarse llevar (igual es que yo no lo sé hacer…lo de dejarme llevar) a causa de la velocidad que adquieren. No comparten nada los unos con los otros pero hacen prensa y parece que en esta me han pillao en medio.
Barbitúricos a nosotras!!.
TQ.
Enfrentarnos a la realidad, cuesta...demasiados miedos, demasiadas inseguridades, demasiado vivir de cara a los demás con la "obligatoriedad" de tener que "demostrar".... Y la verdadera realidad es que nos olvidamos de nosotros mismos...y esa es la frustración mas grande.... y nos enganchamos a la "felicidad falsa"...y cuando ya estamos bien, vuelta a empezar, con los mismos conflictos y los mismos miedos y las mismas inseguridades...porque todo sigue estando ahí. No hay recursos humanos suficientes para afrontar esta situación, es mucho más económico recetar "la pastilla mágica"...
Nunca he querido pastillas, no quiero que formen parte de mi vida...ahora, eso sí...si me tengo que beber una botella de vino para enfrentarme a ciertas situaciones.... lo hago con mucho gusto.
""drogaditos" somos todos"
TeQuiero
las drogas te dejan gilipollas, no quitan el dolor, lo acallan. es mejor quitarse el dolor.
Yo también paré en el artículo el otro día...en fin. La verdad es que hay veces que lo fácil sería eso, y que si hubiera una droga para cada cosa, pues seguramente la tomaríamos. No me acordaba del personaje de Ray Loriga...yo tb lei esa novela hace años. No estaba mal.
Un besote, y me muero de ganas de ver tu obra...traela ya por aquí, que queremos disfrutarla.
Yo también leí ese artículo...
Ayer hubiera necesitado una buena dosis de algo para olvidar, fue un mal día... Aunque mi opinión es que no hay que olvidar, que todo lo malo sirve para algo, sobre todo para los que convertimos nuestro propio sufrimiento en algo bonito como una canción, un texto, una mirada bajo una fotografía...
Hoy estoy fatal, me voy a ensayar.
Mil besos.
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