EL DÍA QUE MURIÓ…
EL DÍA QUE MURIÓ… CECILIA yo era un niño. Era verano y estaba comiendo en casa de mis abuelos. En su televisor en blanco y negro franquista dieron la noticia en un triste gris mortecino.
EL DÍA QUE MURIÓ… JOHN LENON tenía 10 años y estudiaba 4º de EGB. Mi profesor que no había expresado, durante lo que llevábamos de curso, ningún tipo de sensibilidad, diría que todo lo contrario, entró en la aula y nos dijo que habían matado a uno de los más grandes músicos de la historia.
EL DÍA QUE MURIÓ… PAQUIRRI hacía unos días que había cumplido 14 años y mientras él intentaba agarrarse a la vida, en una ambulancia que atravesaba las Sierras de Córdoba, yo y todos mis amigos hacíamos el ridículo encima de un escenario, interpretando la vida de San Francisco. Creo que el mayor fracaso teatral de mi vida. A
EL DÍA QUE MURIÓ… RIVER PHOENIX tenía 23 años y me tomaba unas cañas en la bodeguilla. Todo se volvió negro.
EL DÍA QUE MURIÓ… KURT COBAIN estudiaba en Granada. Llego a casa Bani Fraile (componente ahora de los planetas) y nos dio a Javi y a mí la noticia. Dejamos de ser grunge y adolescentes.
EL DÍA QUE MURIÓ… LOLA FLORES estaba desayunando y la tostada se me quedo helada.
EL DÍA QUE MURIÓ… CARLOS BERLANGA subía las escaleras de mi piso de Leganitos. Me cruce con mi vecino Leopoldo Alas y me dio la noticia. Él iba destrozado. Yo no dejé de escucharlo en todo el día.
EL DÍA QUE MURIÓ… CARMINA ORDÓÑEZ me acaba de mudar a Martos, dejando Madrid. Jesús me llamo al móvil. Me preguntó ¿donde estás?. Yo le dije en la biblioteca. Siéntate. Me senté en la baranda de la escalera. Y él me dijo: Tu Carmina ha muerto.
EL DÍA QUE MURIÓ… ANTONIO VEGA estaba en Fuengirola escribiendo la vida de Paquirri y Carmina. Rosana me llamó y me contó que Antonio Vega había muerto. Creo que deje de ser joven.
HOY HA MUERTO MICHAEL JACKSON: Salía de ver West Side Story y me encuentro con un mensaje de Jesús que está en New York que me comunica la noticia. Llamo a Salva y yo se la comunico a él. Pillo un taxi y la comparto con el taxista. Llego a un bar de ambiente. Conozco a un tío que me gusta desde hace mucho tiempo pero que no sé de que me suena. Follamos en los baños. Al final me dice que es de Sevilla y yo le digo que Michael Jackson ha muerto. Recorro Madrid de madrugada con Billy Jean a todo volumen, Beat it, Thriller y Bad. Llego a casa. Abro el ordenador. Escribo esta entrada.
viernes, 26 de junio de 2009
lunes, 22 de junio de 2009
VERÓNICA Y LAS PALABRAS
Y no paro de dar vida a través de las palabras. De crear personajes, conflictos, amores, odios… gracias a las palabras. Y no me queda casi palabras para darle forma a este blog. Un mes, casi, sin palabras. Un mes mudo. Un mes silenciado. Dando mis palabras a otras personas, a otros seres… Durante más de tres meses ha construido unas vidas y esta mañana tenía frente a mí a todos los actores que darán existencia a esas palabras durante este verano que espero caluroso, peguntoso y abrasador.
Y Verónica se marcha a Chile a rodar una nueva peli y nos despedimos a través de palabras escritas en mensajes. Me doy cuenta de la necesidad que voy a tener de ella, de que el verano va a empezar y ella no va a estar conmigo durante estos dos meses y que de nuevo nos queda las palabras, palabras escritas, para transmitirnos todo lo que nos ocurra. Verónica y yo nos comunicamos gracias a las palabras, al conocimiento. Nos vemos y no paramos de hablar, de analizarnos, de conocernos y son las palabras lo que nos une y el amor que sentimos por ellas. Nos une las palabras de canciones, las palabras que luego un director convierte en imágenes, las palabras con las que nos comunicamos con las personas que queremos o odiamos… y luego ella y yo nos sentamos delante de un vino o una cola Light sin limón o un gin tonic y nos lanzamos nuestras palabras en confesión. Y voy a echar de menos en este verano sus palabras… esas palabras se quedaran dentro de mí o saldrán en forma de email hasta que Chile me la devuelva de nuevo y podamos lanzárnoslas en vivo.
Las palabras que forman mis pensamientos de lo que imagino como un verano perfecto. Pero no sé realmente que palabras me depara este verano. Necesito escucharme, escuchar mis propias palabras, escuchar palabras que se convierten en música, palabras que se convierten en literatura, palabras que se convierten en cine… Necesito volver a llenarme de ellas… Necesito recibir para luego, o a la vez, poder vaciarme. Necesito que Paquirri vuele solo. Olvidarme ya de esas palabras. Olvidar esta primavera maravillosa o este invierno helado. Necesito las palabras: sal, sol, agua, mar, sexo, arena, amor, familia, París, Lisboa, Madrid, cuaderno, pílot, cine, conciertos, terrazas, fiesta, feria, baile, gin tonic perfectos, chill out, piscinas, cloro… Necesito palabras nuevas que nunca haya experimentado. Necesito palabras que otro me diga… Necesito escuchar palabras. Necesito que me sorprendan palabras. Necesito palabras. Invadirme con ellas para bucear en ellas. Palabras, benditas, palabras.
Y Verónica se marcha a Chile a rodar una nueva peli y nos despedimos a través de palabras escritas en mensajes. Me doy cuenta de la necesidad que voy a tener de ella, de que el verano va a empezar y ella no va a estar conmigo durante estos dos meses y que de nuevo nos queda las palabras, palabras escritas, para transmitirnos todo lo que nos ocurra. Verónica y yo nos comunicamos gracias a las palabras, al conocimiento. Nos vemos y no paramos de hablar, de analizarnos, de conocernos y son las palabras lo que nos une y el amor que sentimos por ellas. Nos une las palabras de canciones, las palabras que luego un director convierte en imágenes, las palabras con las que nos comunicamos con las personas que queremos o odiamos… y luego ella y yo nos sentamos delante de un vino o una cola Light sin limón o un gin tonic y nos lanzamos nuestras palabras en confesión. Y voy a echar de menos en este verano sus palabras… esas palabras se quedaran dentro de mí o saldrán en forma de email hasta que Chile me la devuelva de nuevo y podamos lanzárnoslas en vivo.
Las palabras que forman mis pensamientos de lo que imagino como un verano perfecto. Pero no sé realmente que palabras me depara este verano. Necesito escucharme, escuchar mis propias palabras, escuchar palabras que se convierten en música, palabras que se convierten en literatura, palabras que se convierten en cine… Necesito volver a llenarme de ellas… Necesito recibir para luego, o a la vez, poder vaciarme. Necesito que Paquirri vuele solo. Olvidarme ya de esas palabras. Olvidar esta primavera maravillosa o este invierno helado. Necesito las palabras: sal, sol, agua, mar, sexo, arena, amor, familia, París, Lisboa, Madrid, cuaderno, pílot, cine, conciertos, terrazas, fiesta, feria, baile, gin tonic perfectos, chill out, piscinas, cloro… Necesito palabras nuevas que nunca haya experimentado. Necesito palabras que otro me diga… Necesito escuchar palabras. Necesito que me sorprendan palabras. Necesito palabras. Invadirme con ellas para bucear en ellas. Palabras, benditas, palabras.
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